Yadira Sandoval Rodríguez
Guadalupe
es una joven de piel clara, grandes ojos negros, y cabello rizado del mismo
color; mide 1.60 centímetros y tiene un lunar en su pecho de matiz rojo, el
cual hace resaltar con los escotes que utiliza para trabajar en la Avenida
Juárez. Ella decidió ser prostituta para sufragar el costo de estudiar
computación y así conseguir un empleo de secretaria. Su familia es humilde de
un pueblo de Querétaro; hace tres años que llegó a Ciudad Juárez y empezó
trabajando en una maquiladora de electrónicos con un sueldo a la semana de $560.28
pesos. Trabajo que veía como una pérdida de tiempo, hasta que un día se dijo
así misma: «Nunca podré entrar a estudiar con este sueldo mediocre, si todo se
me va en enviar dinero a mi casa, tendré que buscar otra opción». Es así, como
se convirtió en una sexoservidora. Su familia no sabe nada de su nuevo trabajo,
ellos piensan que continúa en la maquiladora.
Guadalupe
sale todas las noches rumbo a la Avenida Juárez, allí se encuentra la casa de
citas; lleva puesto un vestido de color rojo, corto, con una abertura por la
derecha, el cual deja ver coquetamente su muslo; en su pecho, el escote tipo
“v” que se pronuncia hasta debajo de los senos. Ella cobra por cliente ciento
cincuenta pesos la hora; en una noche suele tener siete clientes, dinero que utiliza
para pagar: colegiaturas, clases de inglés, medicamentos para su mamá, comida,
renta del departamento, ropa, agua y luz. Aún no quiere comprar carro, para no
llamar la atención entre sus familiares y amistades. Ella piensa que si hace
eso, la cuestionarían, y sus proyectos se vendrían abajo.
Lo
anterior, debido a que su papá murió en un accidente de auto, hecho que se sumó
con el cáncer de seno, que le diagnosticaron a su madre hace cuatro años. Las
circunstancias hicieron que un día Guadalupe tomara la decisión de decirle a su
mamá que había encontrado trabajo en Ciudad Juárez. La mamá la dejó ir bendiciéndola
y dándole señas del domicilio de una de sus comadres que vive allí, con el fin
de que la visitara para que no estuviera sola por aquellos rumbos.
Ciudad
Juárez es una ciudad de México situada en el norte del país, en el estado de
Chihuahua, a orillas del río Bravo; frontera con Estados Unidos. Cuenta con una
población de 1,321,004 habitantes, es la octava zona metropolitana más grande
de México. En años recientes se desató una ola de violencia causada, por el
narcotráfico, aunado a la serie de asesinatos a mujeres que llegan de distintos
lugares del país a trabajar en las maquiladoras, en busca de mejores sueldos.
Lo que la convirtió en la ciudad más peligrosa del mundo.
«Se
dice por allí que andan asesinando a jóvenes no te vayas con los clientes más
allá de la zona de tolerancia, cuídate mucho, Guadalupe». Una prostituta le da instrucciones
a ella. Guadalupe no hizo caso del mensaje. Lo que quiero yo es terminar dentro
de poco el curso de computación e inmediatamente solicitar trabajo en alguna
oficina. Estudiando inglés, aunado a mis conocimientos de cómputo puedo
conseguir un mejor empleo. ¿Qué tan difícil será entrar a estudiar a la
universidad? Me daré una vuelta por allí para preguntar cuánto sale una
carrera, estaría bien estudiar algo. En su cabeza esas ideas la acompañaban
adonde fuera. Solo tengo que aguantar un poco más esta chamba. Creo que llevo
suficiente dinero ahorrado, mañana pasaré al banco a depositar lo que gane esta
noche, y checaré mi estado de cuenta.
Guadalupe
espera a un cliente en el bar el Kentucky, unos de los bares más
representativos de la Ciudad Juárez, desde 1920. El techo es alto está
sostenido con vigas de madera, de él cuelgan unos candelabros con lámparas, más
que aluzar, recrean el ambiente nostálgico de aquella época. La barra es muy
parecida al estilo de una cantina del viejo oeste, atrás de ella hay un mueble
de madera finamente tallado con espejos, en este están los vasos de cristal,
las copas, las botellas y todo lo necesario para preparar las bebidas, entre el
pasillo las hieleras de cervezas. Debajo de la barra se encuentra un canal decorado
con azulejo, pegado a la barra, donde los hombres en tiempos atrás la
utilizaban para orinar en vez de ir al baño. Por la tarde los parroquianos de
la ciudad llegan para tomar sus cervezas bien heladas, así como los turistas, estos
últimos en busca de la leyenda urbana, Al Capone, el traficante de alcohol más
peligroso en la historia de Estados Unidos y por cuestiones de negocios llegó a
visitar ese lugar. La joven se encuentra sentada en una silla frente a una mesa
en un rincón del bar, son las siete de la tarde, la música aún suena despacio, trae
puesto su vestido rojo, al mismo tiempo le envía un mensaje a su mamá
deseándole un bonito fin de semana. Su mamá le aconseja que se cuide mucho, le
dice que la quiere, y que está muy orgullosa de ella. A Guadalupe se le corren
las lágrimas por su rostro, besa la pantalla del celular, se dice a sí misma:
quiero estar en casa; en eso siente la mirada de una señora de edad avanzada
que la observa, luego se voltea y le dice:
—¿Qué
me ve? ¿Se le perdió algo, señora?
—Estoy
mirando tu vestido, y me das lástima —la anciana contesta.
Guadalupe
se voltea a verse a sí misma con actitud sarcástica y responde:
—¿Y
usted quién es para decirme cómo debo vestir?
En eso el cantinero saluda a la mujer
mayor y le dice:
—¿Cómo
está Rosario? ¿Por acá de nuevo? ¿Sus recuerdos no la dejan retirarse de su
viejo oficio?
—¡Cabrón!
—le contesta la anciana.
—Usted
ya no va a conseguir nada, mejor deje que otras muchachas hagan su trabajo —cariñosamente
responde el cantinero.
La
mujer joven se queda observando al trabajador del bar, este le dice:
—Ella
te puede enseñar muchas cosas. —Y le cierra el ojo.
Continúa
la anciana:
—Ustedes
son unas tontas, no tienen ni tendrán la elegancia que tuvimos nosotras.
Guadalupe
se le queda mirando, y se suelta riendo, a la vez le dice:
—Mejor
deje de mirarme…
—Mire,
señorita, yo llegué a cobrar cien dólares en aquel entonces, y tú… me imagino
que unos miserables cien pesos —le dice la anciana.
—No,
ciento cincuenta pesos, para que esté mejor informada —contesta Guadalupe.
—Ja,ja,ja,ja,ja,ja…
—Suelta la carcajada la anciana—. Pobre niña, ustedes son unas esclavas del
sistema, Ciudad Juárez, no es el mismo de la belle époque.
—¿What? —Burlonamente le contesta Guadalupe.
—La
época de oro, ignorante. Esos sí fueron unos bellos años —dijo la anciana.
Se
queda seria la chica, en eso voltea y mira una caja registradora de aquel
tiempo, el bar las tiene como decoración.
—Me
han comentado, que este lugar fue muy importante en esos tiempos —dice
Guadalupe.
—Así
es, muchacha. Ciudad Juárez fue un lugar de gran esplendor, de aquí salió la
idea de Las Vegas—. Son unos usurpadores… —dice la anciana.
Guadalupe,
se queda dudando.
—Esa
cara de duda no me gusta, muchacha, a todo esto, ¿Cómo te llamas? —le dice la
anciana.
—Mi
nombre es Guadalupe, señora —dice ella.
—Guadalupe,
mmm… recuerdo que había una muchacha con ese nombre que trabajaba en uno de los
cabarets de aquí, se llamaba el Tívoli… qué recuerdos.
—No
la escucho, me puede repetir —dice Guadalupe.
—Pues,
límpiate los oídos —dice la anciana—. Te decía, muchacha tonta… desde los años
veinte, la Avenida Juárez estaba llena de cabarets. Yo nací en 1945 en esta
misma calle… Esta ciudad era visitada por muchas personalidades famosas, debido
a la ley seca que existió en Estados Unidos. Las estrellas de Hollywood pisaron
las calles por donde tú transitas con ese vestido feo que traes. Todo se ha
perdido… Nosotras mostrábamos nuestros cuerpos, por placer; hoy por una
necesidad absurda y decadente. Nuestros clientes nos buscaban para platicar, eran
tiempos de crisis económica. A veces solo nos pagaban para que los escucháramos,
nosotras encantadas, mientras nos dieran el billete. Había uno que otro que se
malpasaba… canijos… algunas experiencias fuertes, como todo, una vez alguien trató
de golpearme, nada más porque le cobré más, andaba bien borracho… pero los
mandábamos a chingar, ya que rápidamente conseguíamos nuevos parroquianos. Llegaba
mucho gringo de Fort Bliss, eran soldados que venían a quedarse por largas
temporadas allí. Para ellos era fácil pasar la frontera, y para uno también, en
aquel tiempo no había tantas restricciones como ahora. Como te decía… Ciudad
Juárez era Las Vegas de aquel entonces. Las luces, los carros, la vestimenta, puro
glamour, chamaca, no era… —la
anciana, la mira de pies a cabeza— lo vulgar que veo hoy por todas partes… En estas calles se miraba a Marilyn Monroe,
Elizabeth Taylor entre otras, yo era más guapa que las dos, mi condena fue quedarme
aquí. De hecho, tengo el autógrafo de una de ellas…es de Marilyn, me parece… en
un guante blanco, recuerdo esa escena, ella iba saliendo de un cabaret y yo
transitaba por la avenida con uno de mis amantes, en eso, me lo quite rápido y
la abordé. Por allí lo tengo. Recuerdo que me dijo: «Qué bonito eres, girl» y se volteó a ver a su acompañante
para que lo corroborara. El fulano me vio y me entregó una tarjeta…
La
anciana se queda mirando la barra de caoba color marrón que tiene el bar,
Guadalupe la sigue con la mirada, y el cantinero las mira.
—Allí,
un soldado americano me declaró su amor —dice la anciana. En el bar empieza a escucharse
música del género foxtrot. La mujer
mayor empieza a moverse al ritmo de la música.
—¿Qué
pasó con ese soldado? —pregunta Guadalupe.
—Murió
en la guerra… —contesta la anciana.
Guadalupe
se queda seria.
—¿En
qué me quedé, chamaca? Oh, sí… Mi madre fue bailarina de Cabaret, era hermosa, tenía
bellas curvas y bello rostro. Agustín Lara la pretendía, al igual John Wayne y el
boxeador, Archie More. Todos la amaban, pero un día la encontraron asesinada en
su camerino, después de presentar el último show
de la noche. Yo tenía ocho años… estaba asustada… me recogió una amiga de
ella, quien también era bailarina. A mí no se me dio lo del baile, lo que sí,
heredé el físico de mi mamá.
»Desde
pequeña me gustó el dinero, y gozaba observar a los hombres llegar en sus carros,
con sus sacos puestos, guantes y sombreros negros. Allí es donde decidí ser una
prostituta... culta. ¿Cómo le dicen ahora a ustedes?, oh, sí, ¡sexoservidora! Qué
cosa más tonta.
—¿Qué
es eso de prostituta culta? —le pregunta, Guadalupe.
Continúa
la anciana:
—Es
alguien que disfruta mostrar su cuerpo al otro, para que admiren su belleza, aunado
a una conversación interesante, después de hacerlo. El plus que manteníamos
todas en aquel entonces… pura, decadencia… En aquella época los hombres eran
interesantes, nos mantenían informadas de los problemas sociales, culturales,
políticos y económicos. Nos tocaron las guerras y los movimientos sociales. Todo
amante tenía algo que contar. Esa comunicación permitía que todas estuviéramos informadas
de lo que estaba sucediendo en nuestro país y con los gringos. Algunas estudiaban o leían mientras no trabajaban. Todas
estábamos emocionadas con lo que hacíamos, la moral estaba en un plano de apoyo
mutuo, entre el dinero que ganábamos, las depresiones del cliente, y la
información que obteníamos. Algunas compañeras, sacaron ventaja de eso,
utilizaban esa información para pasarla a la CIA. Siempre habrá mujeres que ambicionan…—Sigue
narrando la anciana—: «En los cabarets muchas personas se distraían de sus
preocupaciones… Esto se sumó a la ley de Divorcio expedida en 1932, aquí venían
de todos los lugares a casarse y divorciarse. En un instante se conseguía todo.
Las actrices de México, también. María Félix fue una de ellas que se divorció
de un soldado nazi o un judío rico... o algo así, mmm… no recuerdo bien esa
historia… Marilyn Monroe se divorció por acá. Yo me casé con mi soldado pelos
de oro, pero me lo mataron…».
La
anciana lleva sus manos a la cara. Guadalupe trata de auxiliarla con el vaso de
whisky que tiene enfrente. Le pide al
cantinero que le traiga un vaso con agua. El bar empieza a llenarse de
clientela, el humo de los cigarros empieza a concentrarse en el lugar.
Dice
la anciana: «Todo se perdió… Ahora, Ciudad Juárez se convirtió en un basurero, no
hay dignidad. Todos los asesinatos de mujeres… ustedes, ya no se visten para
atraer y demostrar lo que son, les da igual, lo vulgar es eso. Hoy circula por
estas avenidas mucho pendejo que no sabe nada y eso las vuelve a ustedes más
tontas e ignorantes».
La
anciana escupe hacia el suelo, y dice entre dientes: «Qué asco. ¡Ay, chamaca! En
qué lugar viniste a caer… pobre de ti». Se le queda mirando a Guadalupe, con
mirada de lástima. Después le dice: «Te buscan, muchacha».
En eso llega un hombre, la saluda con mala
cara. Guadalupe se despide, le da las gracias a la anciana.
Se
suben los dos al auto y se dicen uno al otro:
—¿Cómo
estás?
—¿A
dónde vamos? —dice Guadalupe.
El
cliente le menciona un lugar nuevo. Ella finge estar a gusto y lo complace:
«Las normas son, no salir del área, pero si tienes un nuevo lugar, adelante,
eres cliente conocido». Le da un beso en la mejilla, toma la mano de él y muy
lentamente se la lleva a su pecho, hacia el lunar rojo.
A
los lejos se ve un camión que utilizan las maquiladoras para transportar
empleados a sus hogares. Guadalupe comenta su experiencia trabajando en una de
esas fábricas:
—Te
hacen trabajar como burro.
—¿Es
por eso que elegiste la prostitución?
—Así
es, papacito, no me iba a quedar allí regalando mi tiempo.
En
eso, los dos entran a una calle sin iluminación.
—¿En
dónde estamos? —Guadalupe pregunta.
Él
no contesta y continúa manejando.
—¿A
dónde me llevas, cabrón?
Él
voltea a verla y le dice: —Por allí, mamacita.
Guadalupe
le ordena a él que pare el auto.
—Nos
la vamos a pasar muy bien.
—No,
me asuste. Dijo que iríamos a un lugar nuevo, pensé que a un hotel.
—A
las chicas como tú, uno las lleva a donde queramos. ¡Invité a unos amigos a la
fiesta que vamos a tener en unos minutos!
—¿Amigos?
No hablaste de amigos.
—Es
una sorpresa.
Ella
empieza a forzar la puerta del carro para salir corriendo; está asustada,
grita, llora... En eso, el cliente hace alto, unos hombres se acercan, les dan
la bienvenida. Los individuos abren la puerta, la toman de los brazos, le tapan
la boca, ella trata de zafarse. Por último ellos ganan. Es así como desapareció
Guadalupe.
Lectura formidable. Ficción historica escrito de una manera que me hace querer seguur leyendo. Seguir aprendiendo y disfrutando. Espero ver mucho mas. Muy pronto.
ResponderEliminarLectura formidable. Ficción historica escrito de una manera que me hace querer seguur leyendo. Seguir aprendiendo y disfrutando. Espero ver mucho mas. Muy pronto.
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