miércoles, 29 de agosto de 2012

El regreso


Julio Chang


Lo conocí  cuando hizo una presentación de sus productos en el Salón de Convenciones del Hotel más importante de la ciudad, al que asistieron los empresarios, autoridades y profesionales más connotados; evento organizado impecablemente en un ambiente muy bello y elegante, rodeado de jardines con el agradable  aroma de las flores,  con la presencia de simpáticas anfitrionas y que culminó con un sabroso buffet. Su corporación internacional  representaba una de las  más importantes a nivel mundial en sistemas de alta tecnología de riego dirigido a empresas de agro-exportación interesadas en incrementar su productividad y rendimiento. Me impresionaron  las palabras dirigidas por el propio presidente de la corporación, el señor Jeremy Wayne que había tenido la extrema gentileza de viajar de un poderoso país del norte desarrollado a una pequeña ciudad de la nación donde vivo cuyo volumen de producción no es tan significativa a nivel mundial.

Al término de la exposición me acerqué a consultarle sobre las innovaciones en los productos que iba a comprar; lo interesante no fue solamente lo que explicó, sino que me llamó poderosamente la atención  la gran  fluidez y soltura con que hablaba el idioma español siendo extranjero. Pero sobre todo resaltaba su carácter sumamente amable.

Me enteré que había venido a nuestro país no sólo por motivos de negocios, pues realmente hubiera bastado que envíe a alguno de sus gerentes comerciales o sus promotores de ventas; su venida se debió al especial interés que le concitaba la posible relación de las culturas precolombinas con el cosmos que según él se manifestaban en  las líneas de Nazca y la ubicación de Machu Picchu. Creo que le caí bastante bien pues, desde el primer momento, conversamos de manera muy cordial como si fuésemos viejos conocidos. Al cerrar el trato con su empresa me indicó que le gustaría volver a encontrarse conmigo y que estaba dispuesto a recibirme en cualquiera de las sedes internacionales  donde él estuviese, para corresponder  las atenciones que le brindé mientras estuvo en la ciudad donde yo residía.

Muy pronto la oportunidad de viajar a visitarle se presentó cuando decidí comprobar los estándares de calidad en el proceso de fabricación de sus productos. Apenas llamé al señor  Jeremy a su teléfono directo, cuyo número me confío en su visita al Perú,  me respondió muy atento cuando se enteró que era yo. Me invitó para que después de que recorriese las impresionantes  instalaciones de su empresa me acercase por su oficina. Así fue, me recibió muy afablemente.

-Por favor si está de acuerdo, me gustaría charlar con usted. ¿Tiene tiempo para aceptarme una invitación para ir a conocer y cenar en el Golf y Country Club de nuestra ciudad? Es un lugar espléndido con amplias áreas verdes y un campo de golf con excelente vista.

Durante la cena pude conocer su afición por la astronomía, por la historia y la literatura de ciencia ficción o literatura fantástica; no todo era tema de negocios o de tecnología para él. Así me enteré que años atrás había sufrido mucho en la guerra de Vietnam defendiendo a las fuerzas del sur democrático contra los guerrilleros comunistas del Viet-cong. Realmente destacaba como un buen conversador, muy ameno, versado en muchos temas, diría yo una persona de cultura bastante amplia, algo no muy usual en un empresario.

En los pocos días que permanecí en Iowa  conversamos de todos estos temas. Recuerdo muy bien cuando le pregunté:

-Señor Wayne, es para mí, sorprendente que usted con esa actividad empresarial que despliega haya tenido esa difícil experiencia como  combatiente en una guerra tan sangrienta como la que me menciona, y pese a ello sea ahora un exitoso empresario con una cultura tan vasta, con aficiones  a temas tan distintos que no tienen nada que ver con su labor como presidente de una corporación tan importante a nivel mundial.

Me respondió: -Mi querido señor… Ya habrá podido visitar las instalaciones de nuestra planta y comprobar la alta calidad de nuestros productos. Espero lo hayan atendido bien.

- Muchas gracias señor Wayne, han sido muy gentiles conmigo y efectivamente estoy totalmente convencido de las bondades de su eficiente sistema de producción y me iré tranquilo.

- Muy bien, perdón, ¿Se llama usted Jonathan?

-Si, Jonathan ese es efectivamente mi nombre. Jonathan Monte del Pino.

-Estimado amigo Jonathan, llámeme Jeremy, yo lo llamaré Jonathan. ¿Le parece? Como usted habrá notado yo  mantengo un equilibrio razonable entre  mi trabajo empresarial y mis aficiones culturales, sociales, científicas y diría hasta cósmicas; creo que toda persona debiera tener la oportunidad de tener esa armonía.

-Si, lo he notado. Es usted una persona muy versada en muchos temas, no sólo en el ámbito de los negocios. Lo reconozco y aprecio su amplia cultura.

-Por eso estuve en su país  el Perú que sé que tiene un legado histórico tan vasto en sus culturas prehispánicas cuyos sacerdotes y casta dirigente se conectaron con el cosmos;  la cultura Nazca y la cultura Inca para mi son ejemplos de la relación entre esas civilizaciones y el universo, que puede parecer inexplicable; por ejemplo aquellas hermosas figuras de animales trazadas en la arena parecieran que han sido hechas para ser vistas desde el cielo…y bien sabemos que en la época no habían ni aeroplanos, ni medio alguno de vuelo… entonces ¿por qué hicieron tales figuras: la araña, el mono, el candelabro…para mostrárselas  a quiénes? En Machu Picchu, la perfección de una ciudadela planificada en la cumbre de una montaña, sigue causando impresión. ¿Por qué la ubicación tan alejada de los demás pueblos? ¿Cómo, porqué y para qué lo construyeron? ¿Sabe usted algo acerca de estos prodigios de su cultura ancestral?

-Sí, realmente señor Wayne es algo sorprendente, nuestros historiadores no tienen explicaciones claras acerca de ello. Al menos, eso es lo poco que sé. Realmente me falta mucho conocer del legado ancestral de los antiguos precolombinos. Creo que usted está más informado que yo…

- Si usted tuviese tiempo me gustaría compartir algunas  fantasías mías. ¿Le interesaría escucharlas? Como le comenté soy aficionado a leer algunos buenos cuentos de los maestros de literatura fantástica, a veces especulo yo mismo y escribo algunos relatos, que no los publico por lo extremadamente especulativos que son.

-Por supuesto, gracias por su gentileza, acepto su amabilidad. Me interesa escucharlo e igualmente será de mucho  interés para mí poder  platicar con usted.

Así tuve la oportunidad de conocer los amplios y verdes espacios del Golf y Country Club de su ciudad en dónde luego  de dar un breve paseo por las elegantes instalaciones del club y disfrutar de una agradable cena me invitó a sentarnos más placentera y cómodamente alrededor de la zona de una hermosa piscina en que apreciábamos a algunas parejas disfrutando del placentero ambiente, con una hermosa vista del cielo oscuro iluminado por las lejanas  estrellas; pidió un par de tragos para conversar con total libertad y amenamente.

-Cuando visité Perú disfruté mucho de su delicioso y tradicional pisco sour. Puro pisco peruano. ¿No?  Muy sabroso, muy bueno. Acá sólo brindamos con whisky etiqueta azul o verde; este whisky tiene veintiún años y es lo mejor que tenemos pero no se compara con el sabor de su pisco añejo con aroma a uva. Salud por usted, salud por su empresa y por el gusto de compartir con usted.

-Salud Jeremy, mis mejores deseos para que el desarrollo de su empresa sea como usted espera. Con los mejores resultados y posicionamiento a nivel mundial. ¡Éxitos  para usted,  su empresa y su familia! ¡Salud!

-Gracias, muchas gracias. Como le decía amigo Jonathan, le haré una confidencia muy personal, ya que noto que usted comparte algunos intereses comunes conmigo; me conmueven  los temas fantásticos, lo que hay más allá en el universo; claro, sólo si lo desea usted  podemos  conversar sobre  estos temas que le propuse al comienzo ¿le parece? Hay que relajarnos un poco soñando.

-Claro que si, de acuerdo, siga Jeremy.

-Qué pensaría usted si le dijese, hipotéticamente por cierto, que de un futuro muy lejano envían como sanción  a alguien al pasado…digamos que lo dejasen en un lugar hostil, en plena guerra. Claro, esto es una elucubración, imaginación pura y dura, pues la máquina del tiempo sólo existe en la creativa mente de escritores de ciencia ficción y de aquellos científicos que lo plantearon como hipótesis de trabajo, gente de  la talla de Einstein, Hawkins. Pero, si me disculpa, sigamos…me gustaría conocer su opinión ¿no le parece que sería un castigo muy duro e injusto?

- Jeremy, no cree que el viaje en el tiempo es una hipótesis poco realista. Usted seguramente ha escuchado sobre  el llamado “Efecto Mariposa”, cualquier evento en el pasado puede influir favorable o desfavorablemente en el futuro. En tal sentido, pienso que sería improbable que envíen a gente del futuro al pasado pues pueden afectar la vida de personas y familias, en fin la historia del mundo. Imagínese si alguien del futuro viaja al pasado y mata a su tatarabuelo, eso generaría una paradoja.

-Interesante comentario Jonathan. Pero asumamos que en el futuro, tienen la posibilidad de rastrear y monitorear, por medios ahora desconocidos, para que tales cosas no sucedan. En esa situación, sí podrían realizarse esos viajes, y por ende aplicarse esas sanciones.

-Bueno asumiendo que eso fuese realidad; retomando su pregunta, pienso que la sanción estaría en función de la gravedad del delito. Si fuese leve no necesitarían desterrarlo en el tiempo, ni en el espacio. Pero para casos graves que afecten a la sociedad, a los ciudadanos de ese futuro, supongo, que merecerían una pena bastante ejemplar que sea disuasiva para otros delincuentes. A lo mejor, los considerarían como sujetos indeseables para su propia época de origen, cuya presencia pudiese ser considerada peligrosa o perjudicial. Por ello, se verían obligados a una pena drástica como el destierro a un pasado hostil como usted alude.

-¡Claro! Interesante e inteligente su respuesta. Creo que se acerca bastante a lo que podría ser los motivos de esas penas. Sanciones quizás muy drásticas, muy desproporcionadas.

-Aunque no creo que sean tan atroces, al fin y al cabo, con su conocimiento más avanzado quiénes viniesen del futuro, podrían adaptarse muy fácilmente a nuestra época; además  usted debe saber que en el  Antiguo Testamento de la Sagrada Biblia, ya se decía “ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie…” A lo mejor en el futuro, se han visto obligados ha retomar esos principios.

-Cierto, si optasen por esas medidas  significaría una venganza algo primitiva. Una sociedad  justa jamás establecería leyes así. Para eso hay ahora normas basadas en el pleno respeto a los  derechos humanos que se deben cumplir escrupulosamente en las leyes modernas y en el futuro pienso que con mayor razón.

-Bueno, Jeremy respecto a lo que afirma tendríamos que  proyectarnos y entender que en el futuro la situación ha cambiado, que la población mundial ha crecido exponencialmente; pues si ahora el planeta ya tiene siete mil millones de habitantes, posiblemente en el futuro habría varias veces esa población. Esas serias limitaciones en la  disponibilidad de alimentos, agua y energía. ¿No obligarían esas circunstancias a tomar decisiones mucho más drásticas?, ya que no habría espacio suficiente para mantener a su población, mucho menos a delincuentes, eso implicaría un costo altísimo para esa sociedad, digo yo, sobraría ese tipo de gente en el planeta. Necesitarían, pues, una solución radical al problema de falta de espacio, del probable incremento del crimen organizado. Necesitarían tranquilidad, paz, seguridad para atender con calidad de vida a quiénes se lo merecen y no a la escoria de la sociedad.

-¡Increíble! Me sorprende su afirmación, que es muy drástica, diría inhumana. Podemos asumir que es muy posible que lo que usted dice realmente fuese lo que pase en ese futuro imaginario. Pero eso no resuelve la interrogante mía, respecto a la injusticia de ese tipo de sanciones, crueles castigos para una persona, un ser humano que tiene todo el derecho a rehabilitarse y reintegrarse a su propia sociedad y su tiempo.

-Jeremy, realmente cree usted que con el escenario de escasez y sobrepoblación, la sociedad pudiese ser tan permisiva. ¿Lo estima verdaderamente viable?

-Claro que sí, esa sociedad futura debería revisar los alcances de sus sanciones, con penas menos severas para quiénes no han causado daños significativos.

-Si afirma eso, es porque usted se siente involucrado, perjudicado. Permítame una pregunta directa señor Jeremy…sea sincero, sea franco conmigo, si yo viniese digamos hipotéticamente del futuro le pediría que por favor me diga ¿qué delito tan gravísimo ha  cometido usted para que lo trasladen del futuro y lo dejen en Vietnam en plena guerra?

-¡Perdón! ¿Qué dijo?

Al parecer le sorprendió la pregunta, pues aspirando nerviosamente una bocanada de humo de su cigarro, me respondió:

 -Querido amigo Jonathan, entendiendo siempre que es un relato imaginario, podríamos asumir que yo en el  futuro era el responsable de supervisar a los técnicos encargados de aplicar el control biológico  para el mantenimiento de plantaciones con cultivos para su protección  de plagas, pero por omisión involuntaria  habría dejado que se afecten a  los cultivos en miles de hectáreas. Esta situación causó la pérdida de gran cantidad de alimentos destinados a una población importante generando  desabastecimiento de alimentos en toda la región durante buen tiempo.

-Seguramente señor Wayne, esas faltas han sido cometidas por una seria negligencia, un  terrible descuido que en el  futuro causaría graves daños a la sociedad, pues los alimentos son una necesidad básica que no puede ser descuidada, al menos esa es mi humilde opinión.

-Bueno, algo así pudo haber sucedido. Pero la sanción, la pena tan drástica no sería justa.
Al fin y al cabo, el responsable, que era supuestamente yo tenía hasta ese entonces una impecable foja de servicios,  errores le ocurren a cualquiera.

-¿No le parece Jeremy que lo que me dice no tiene justificación?, pues seguramente  con esa negligencia se ha afectado a cientos de  familias e incluso podría haber causado muchas muertes. La sanción debe haber sido muy bien calculada por el tribunal que lo juzgó. Si es que en el futuro hay jueces,  supongo que deben ser muy probos, justos e incorruptibles, para que decidan una sanción que sea realmente un castigo ejemplar que le duela a un profesional, que ha cometido seria negligencia en sus funciones.

-Apreciado Jonathan observo que usted asume este relato fantasioso muy bien, pues su razonamiento y argumentación son bastante lógicos. El personaje sancionado posiblemente se redima y contribuya con la época y tiempo en que se encuentre. ¿Qué me dice de ello? ¿No le parece valioso que se haya aportado con nuevas tecnologías y se haya generado empleo a miles de familias? Para mi ese sentenciado, en caso supuesto que fuese yo, ya habría cumplido con pagar con creces el castigo impuesto. Y merecería más bien un reconocimiento.

-Pues, yo no pienso igual que usted. Sanción, castigo, pena  eso es lo que merecen quiénes han transgredido normas legales, al haber  cometido faltas graves de procedimiento generando daños a su sociedad, para mi sí cabe revisarse la pena si es que el Tribunal que lo juzgó revisa su caso y considera que se ha redimido. Disculpe que le insista, sincérese conmigo, dígame Jeremy usted ¿ya se habitúo y acostumbró a esta época?

-Ja,ja,ja…que gusto me da que siga asumiendo como real este relato…efectivamente siguiendo la narración, claro, si fuese yo, con mi posición actual en la sociedad actual, podría decirse que sí,   que ya me integré a este presente. Disfruto de una inteligente y afectuosa mujer que me ha dado dos brillantes hijos, un varón y una mujer que me hacen feliz con tres lindos nietos; tengo a mi buena esposa, compañera y amiga que me acompaña en esta vida bastante confortable a pesar de tanta turbulencia y crisis; esto  significaría que he salido adelante. Y a nivel empresarial ¿No le parece que ser propietario de una empresa tan bien cotizada en la bolsa de valores de Nueva York, con oficinas en París, Madrid, Londres, Roma, Nueva York y Beijing no son indicadores de una buena manera de haberse acomodado a la época?

-Efectivamente Jeremy, lo felicito por haber conseguido esos logros desde fines del siglo XX y comienzos de  este siglo XXI. Realmente ha sido muy afortunado, claro que imagino que debe haberle costado mucho esfuerzo.

-Oh, si. Claro que sí, muchísimo esfuerzo, muchísimo. Estar en una guerra tan horrible como la de Vietnam  es lo peor, muertes por doquier, napalm, bombas y mucho sufrimiento  que no se lo deseo a nadie. Pero, obviamente con los recursos intelectuales y un poco de conocimiento de  la historia, ya me podía imaginar quién iba a ser el vencedor, así que tuve la fortuna de integrarme al servicio de abastecimiento y logística, que es lo que yo conocía, al servicio de las fuerzas armadas del sur,  aproveché la primera oportunidad para que me consideren en el primer grupo que se retiraba de Vietnam para ir a los Estados Unidos como refugiado altamente calificado. Eso me salvó y permitió que me desarrolle profesional, empresarial, personal y familiarmente en este próspero país de las oportunidades. ¿Qué le parece el relato estimado Jonathan?

-Bueno, ya habló lo suficiente, su caso ha sido monitoreado, levantémonos y regresemos…

-¿Qué dice? ¿Regresemos? ¿Regresemos adónde?

-Como usted debe saber Jeremy, en el futuro el Tribunal cumplirá lo que le corresponde hacer. Hacía allí nos debemos ir.

-¡No, no Jonathan! No me ha entendido. No se da cuenta que todo lo que le he narrado no es más que  fruto de mi imaginación…es tan fantástica pero bien contada que parece real, prueba de ello, es que usted se lo ha creído.

-Oh, si. Si le he creído y le he entendido muy bien Jeremy, buena imaginación que coincide con su realidad; aquí su vida ya ha sido  demasiado confortable para ser un castigo proporcional a los graves delitos cometidos por usted, vamos…

-Ja, ja, ja…Qué buena broma la suya amigo Jonathan. Me siguió muy bien la corriente. Ya me había asustado. Eso merece un buen brindis…

-Brindaremos después de dejarlo dónde le corresponde  estar. Es suficiente con lo que me ha confesado, primero debo dejarlo en manos de los magistrados a cargo de su caso para que revisen la pena.

-¿Qué? ¡Basta de bromas! Retírese Jonathan…he sido muy cordial con usted y le he dado mucha confianza, pero ya me cansé de este jueguito. Llamaré a mis agentes de seguridad y  la policía si es que no se aleja inmediatamente y me deja tranquilo…

- ¿Policía? No necesita llamar  a nadie, yo soy un policía del futuro. Cálmese y sígame, no haga escándalos.

-¿Qué? ¡Esta situación es imposible! ¡Está usted loco! ¡No nos haga daño! Por favor…no,  por favor. Le imploro…le ruego. No puedo ni debo regresar al futuro. Aquí en esta época tengo  a mi esposa, mis hijos, mis nietos ¡Mi familia a la que tanto quiero! No puede hacerme esto. Ya cumplí con pagar mi pena con  tantos años de sufrimiento para luego generar la próspera empresa que dirijo para beneficio de esta sociedad…

-Es cierto, usted lo ha dicho, ha causado un beneficio para esta sociedad, pero perjudicó a la sociedad de donde viene, por eso se va a revisar su pena. Tranquilícese, lo que decidirá el Tribunal será algo justo.

-No, no, no, le suplico, tenga piedad de mí…no puede hacerme eso. Pare esta broma pesada.

-Sí, si puedo. No estoy jugando…

-Al final cumplí con mi misión. Lo regresé al año 2092, para que su caso se revise y el Tribunal de Justicia decida. Sé que la  determinación fue que permanezca  en el futuro. Su esposa, hijos y nietos nunca supieron qué pasó con Jonathan, y mucho menos imaginaron de dónde venía Jonathan ni adónde lo regresé.

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