Julio Chang
Lo conocí cuando hizo una presentación de sus productos
en el Salón de Convenciones del Hotel más importante de la ciudad, al que
asistieron los empresarios, autoridades y profesionales más connotados; evento
organizado impecablemente en un ambiente muy bello y elegante, rodeado de
jardines con el agradable aroma de las
flores, con la presencia de simpáticas
anfitrionas y que culminó con un sabroso buffet. Su corporación
internacional representaba una de las más importantes a nivel mundial en sistemas de
alta tecnología de riego dirigido a empresas de agro-exportación interesadas en
incrementar su productividad y rendimiento. Me impresionaron las palabras dirigidas por el propio presidente
de la corporación, el señor Jeremy Wayne que había tenido la extrema gentileza
de viajar de un poderoso país del norte desarrollado a una pequeña ciudad de la
nación donde vivo cuyo volumen de producción no es tan significativa a nivel
mundial.
Al término de la
exposición me acerqué a consultarle sobre las innovaciones en los productos que
iba a comprar; lo interesante no fue solamente lo que explicó, sino que me
llamó poderosamente la atención la gran fluidez y soltura con que hablaba el idioma
español siendo extranjero. Pero sobre todo resaltaba su carácter sumamente amable.
Me enteré que había
venido a nuestro país no sólo por motivos de negocios, pues realmente hubiera
bastado que envíe a alguno de sus gerentes comerciales o sus promotores de
ventas; su venida se debió al especial interés que le concitaba la posible relación
de las culturas precolombinas con el cosmos que según él se manifestaban en las líneas de Nazca y la ubicación de Machu
Picchu. Creo que le caí bastante bien pues, desde el primer momento, conversamos
de manera muy cordial como si fuésemos viejos conocidos. Al cerrar el trato con
su empresa me indicó que le gustaría volver a encontrarse conmigo y que estaba
dispuesto a recibirme en cualquiera de las sedes internacionales donde él estuviese, para corresponder las atenciones que le brindé mientras estuvo
en la ciudad donde yo residía.
Muy pronto la
oportunidad de viajar a visitarle se presentó cuando decidí comprobar los
estándares de calidad en el proceso de fabricación de sus productos. Apenas
llamé al señor Jeremy a su teléfono
directo, cuyo número me confío en su visita al Perú, me respondió muy atento cuando se enteró que
era yo. Me invitó para que después de que recorriese las impresionantes instalaciones de su empresa me acercase por su
oficina. Así fue, me recibió muy afablemente.
-Por favor si está de
acuerdo, me gustaría charlar con usted. ¿Tiene tiempo para aceptarme una
invitación para ir a conocer y cenar en el Golf y Country Club de nuestra
ciudad? Es un lugar espléndido con amplias áreas verdes y un campo de golf con
excelente vista.
Durante la cena pude
conocer su afición por la astronomía, por la historia y la literatura de
ciencia ficción o literatura fantástica; no todo era tema de negocios o de
tecnología para él. Así me enteré que años atrás había sufrido mucho en la
guerra de Vietnam defendiendo a las fuerzas del sur democrático contra los guerrilleros
comunistas del Viet-cong. Realmente destacaba como un buen conversador, muy
ameno, versado en muchos temas, diría yo una persona de cultura bastante
amplia, algo no muy usual en un empresario.
En los pocos días que
permanecí en Iowa conversamos de todos
estos temas. Recuerdo muy bien cuando le pregunté:
-Señor Wayne, es para
mí, sorprendente que usted con esa actividad empresarial que despliega haya tenido
esa difícil experiencia como combatiente
en una guerra tan sangrienta como la que me menciona, y pese a ello sea ahora
un exitoso empresario con una cultura tan vasta, con aficiones a temas tan distintos que no tienen nada que
ver con su labor como presidente de una corporación tan importante a nivel
mundial.
Me respondió: -Mi
querido señor… Ya habrá podido visitar las instalaciones de nuestra planta y
comprobar la alta calidad de nuestros productos. Espero lo hayan atendido bien.
- Muchas gracias
señor Wayne, han sido muy gentiles conmigo y efectivamente estoy totalmente
convencido de las bondades de su eficiente sistema de producción y me iré
tranquilo.
- Muy bien, perdón,
¿Se llama usted Jonathan?
-Si, Jonathan ese es
efectivamente mi nombre. Jonathan Monte del Pino.
-Estimado amigo
Jonathan, llámeme Jeremy, yo lo llamaré Jonathan. ¿Le parece? Como usted habrá
notado yo mantengo un equilibrio
razonable entre mi trabajo empresarial y
mis aficiones culturales, sociales, científicas y diría hasta cósmicas; creo
que toda persona debiera tener la oportunidad de tener esa armonía.
-Si, lo he notado. Es
usted una persona muy versada en muchos temas, no sólo en el ámbito de los
negocios. Lo reconozco y aprecio su amplia cultura.
-Por eso estuve en su
país el Perú que sé que tiene un legado
histórico tan vasto en sus culturas prehispánicas cuyos sacerdotes y casta
dirigente se conectaron con el cosmos; la cultura Nazca y la cultura Inca para mi son
ejemplos de la relación entre esas civilizaciones y el universo, que puede
parecer inexplicable; por ejemplo aquellas hermosas figuras de animales
trazadas en la arena parecieran que han sido hechas para ser vistas desde el
cielo…y bien sabemos que en la época no habían ni aeroplanos, ni medio alguno
de vuelo… entonces ¿por qué hicieron tales figuras: la araña, el mono, el
candelabro…para mostrárselas a quiénes?
En Machu Picchu, la perfección de una ciudadela planificada en la cumbre de una
montaña, sigue causando impresión. ¿Por qué la ubicación tan alejada de los
demás pueblos? ¿Cómo, porqué y para qué lo construyeron? ¿Sabe usted algo
acerca de estos prodigios de su cultura ancestral?
-Sí, realmente señor Wayne
es algo sorprendente, nuestros historiadores no tienen explicaciones claras
acerca de ello. Al menos, eso es lo poco que sé. Realmente me falta mucho
conocer del legado ancestral de los antiguos precolombinos. Creo que usted está
más informado que yo…
- Si usted tuviese
tiempo me gustaría compartir algunas fantasías mías. ¿Le interesaría escucharlas?
Como le comenté soy aficionado a leer algunos buenos cuentos de los maestros de
literatura fantástica, a veces especulo yo mismo y escribo algunos relatos, que
no los publico por lo extremadamente especulativos que son.
-Por supuesto,
gracias por su gentileza, acepto su amabilidad. Me interesa escucharlo e
igualmente será de mucho interés para mí
poder platicar con usted.
Así tuve la
oportunidad de conocer los amplios y verdes espacios del Golf y Country Club de
su ciudad en dónde luego de dar un breve
paseo por las elegantes instalaciones del club y disfrutar de una agradable
cena me invitó a sentarnos más placentera y cómodamente alrededor de la zona de
una hermosa piscina en que apreciábamos a algunas parejas disfrutando del placentero
ambiente, con una hermosa vista del cielo oscuro iluminado por las lejanas estrellas; pidió un par de tragos para
conversar con total libertad y amenamente.
-Cuando visité Perú
disfruté mucho de su delicioso y tradicional pisco sour. Puro pisco peruano.
¿No? Muy sabroso, muy bueno. Acá sólo
brindamos con whisky etiqueta azul o verde; este whisky tiene veintiún años y
es lo mejor que tenemos pero no se compara con el sabor de su pisco añejo con aroma
a uva. Salud por usted, salud por su empresa y por el gusto de compartir con usted.
-Salud Jeremy, mis
mejores deseos para que el desarrollo de su empresa sea como usted espera. Con
los mejores resultados y posicionamiento a nivel mundial. ¡Éxitos para usted, su empresa y su familia! ¡Salud!
-Gracias, muchas
gracias. Como le decía amigo Jonathan, le haré una confidencia muy personal, ya
que noto que usted comparte algunos intereses comunes conmigo; me conmueven los temas fantásticos, lo que hay más allá en
el universo; claro, sólo si lo desea usted podemos conversar sobre estos temas que le propuse al comienzo ¿le
parece? Hay que relajarnos un poco soñando.
-Claro que si, de
acuerdo, siga Jeremy.
-Qué pensaría usted
si le dijese, hipotéticamente por cierto, que de un futuro muy lejano envían
como sanción a alguien al pasado…digamos
que lo dejasen en un lugar hostil, en plena guerra. Claro, esto es una
elucubración, imaginación pura y dura, pues la máquina del tiempo sólo existe
en la creativa mente de escritores de ciencia ficción y de aquellos científicos
que lo plantearon como hipótesis de trabajo, gente de la talla de Einstein, Hawkins. Pero, si me
disculpa, sigamos…me gustaría conocer su opinión ¿no le parece que sería un
castigo muy duro e injusto?
- Jeremy, no cree que
el viaje en el tiempo es una hipótesis poco realista. Usted seguramente ha
escuchado sobre el llamado “Efecto
Mariposa”, cualquier evento en el pasado puede influir favorable o
desfavorablemente en el futuro. En tal sentido, pienso que sería improbable que
envíen a gente del futuro al pasado pues pueden afectar la vida de personas y
familias, en fin la historia del mundo. Imagínese si alguien del futuro viaja
al pasado y mata a su tatarabuelo, eso generaría una paradoja.
-Interesante
comentario Jonathan. Pero asumamos que en el futuro, tienen la posibilidad de
rastrear y monitorear, por medios ahora desconocidos, para que tales cosas no
sucedan. En esa situación, sí podrían realizarse esos viajes, y por ende
aplicarse esas sanciones.
-Bueno asumiendo que
eso fuese realidad; retomando su pregunta, pienso que la sanción estaría en
función de la gravedad del delito. Si fuese leve no necesitarían desterrarlo en
el tiempo, ni en el espacio. Pero para casos graves que afecten a la sociedad,
a los ciudadanos de ese futuro, supongo, que merecerían una pena bastante
ejemplar que sea disuasiva para otros delincuentes. A lo mejor, los
considerarían como sujetos indeseables para su propia época de origen, cuya
presencia pudiese ser considerada peligrosa o perjudicial. Por ello, se verían obligados
a una pena drástica como el destierro a un pasado hostil como usted alude.
-¡Claro! Interesante
e inteligente su respuesta. Creo que se acerca bastante a lo que podría ser los
motivos de esas penas. Sanciones quizás muy drásticas, muy desproporcionadas.
-Aunque no creo que
sean tan atroces, al fin y al cabo, con su conocimiento más avanzado quiénes
viniesen del futuro, podrían adaptarse muy fácilmente a nuestra época; además usted debe saber que en el Antiguo Testamento de la Sagrada Biblia, ya se
decía “ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie…” A lo mejor en
el futuro, se han visto obligados ha retomar esos principios.
-Cierto, si optasen
por esas medidas significaría una
venganza algo primitiva. Una sociedad justa jamás establecería leyes así. Para eso hay
ahora normas basadas en el pleno respeto a los derechos humanos que se deben cumplir escrupulosamente
en las leyes modernas y en el futuro pienso que con mayor razón.
-Bueno, Jeremy respecto
a lo que afirma tendríamos que proyectarnos
y entender que en el futuro la situación ha cambiado, que la población mundial
ha crecido exponencialmente; pues si ahora el planeta ya tiene siete mil
millones de habitantes, posiblemente en el futuro habría varias veces esa
población. Esas serias limitaciones en la
disponibilidad de alimentos, agua y energía. ¿No obligarían esas
circunstancias a tomar decisiones mucho más drásticas?, ya que no habría espacio
suficiente para mantener a su población, mucho menos a delincuentes, eso
implicaría un costo altísimo para esa sociedad, digo yo, sobraría ese tipo de
gente en el planeta. Necesitarían, pues, una solución radical al problema de
falta de espacio, del probable incremento del crimen organizado. Necesitarían
tranquilidad, paz, seguridad para atender con calidad de vida a quiénes se lo
merecen y no a la escoria de la sociedad.
-¡Increíble! Me
sorprende su afirmación, que es muy drástica, diría inhumana. Podemos asumir
que es muy posible que lo que usted dice realmente fuese lo que pase en ese
futuro imaginario. Pero eso no resuelve la interrogante mía, respecto a la
injusticia de ese tipo de sanciones, crueles castigos para una persona, un ser
humano que tiene todo el derecho a rehabilitarse y reintegrarse a su propia sociedad
y su tiempo.
-Jeremy, realmente
cree usted que con el escenario de escasez y sobrepoblación, la sociedad
pudiese ser tan permisiva. ¿Lo estima verdaderamente viable?
-Claro que sí, esa
sociedad futura debería revisar los alcances de sus sanciones, con penas menos
severas para quiénes no han causado daños significativos.
-Si afirma eso, es
porque usted se siente involucrado, perjudicado. Permítame una pregunta directa
señor Jeremy…sea sincero, sea franco conmigo, si yo viniese digamos
hipotéticamente del futuro le pediría que por favor me diga ¿qué delito tan
gravísimo ha cometido usted para que lo trasladen
del futuro y lo dejen en Vietnam en plena guerra?
-¡Perdón! ¿Qué dijo?
Al parecer le
sorprendió la pregunta, pues aspirando nerviosamente una bocanada de humo de su
cigarro, me respondió:
-Querido amigo Jonathan, entendiendo siempre que
es un relato imaginario, podríamos asumir que yo en el futuro era el responsable de supervisar a los
técnicos encargados de aplicar el control biológico para el mantenimiento de plantaciones con
cultivos para su protección de plagas,
pero por omisión involuntaria habría dejado
que se afecten a los cultivos en miles
de hectáreas. Esta situación causó la pérdida de gran cantidad de alimentos destinados
a una población importante generando desabastecimiento de alimentos en toda la
región durante buen tiempo.
-Seguramente señor Wayne,
esas faltas han sido cometidas por una seria negligencia, un terrible descuido que en el futuro causaría graves daños a la sociedad,
pues los alimentos son una necesidad básica que no puede ser descuidada, al
menos esa es mi humilde opinión.
-Bueno, algo así pudo
haber sucedido. Pero la sanción, la pena tan drástica no sería justa.
Al fin y al cabo, el responsable,
que era supuestamente yo tenía hasta ese entonces una impecable foja de
servicios, errores le ocurren a
cualquiera.
-¿No le parece Jeremy
que lo que me dice no tiene justificación?, pues seguramente con esa negligencia se ha afectado a cientos
de familias e incluso podría haber
causado muchas muertes. La sanción debe haber sido muy bien calculada por el
tribunal que lo juzgó. Si es que en el futuro hay jueces, supongo que deben ser muy probos, justos e
incorruptibles, para que decidan una sanción que sea realmente un castigo
ejemplar que le duela a un profesional, que ha cometido seria negligencia en
sus funciones.
-Apreciado Jonathan
observo que usted asume este relato fantasioso muy bien, pues su razonamiento y
argumentación son bastante lógicos. El personaje sancionado posiblemente se
redima y contribuya con la época y tiempo en que se encuentre. ¿Qué me dice de
ello? ¿No le parece valioso que se haya aportado con nuevas tecnologías y se
haya generado empleo a miles de familias? Para mi ese sentenciado, en caso
supuesto que fuese yo, ya habría cumplido con pagar con creces el castigo
impuesto. Y merecería más bien un reconocimiento.
-Pues, yo no pienso
igual que usted. Sanción, castigo, pena
eso es lo que merecen quiénes han transgredido normas legales, al haber cometido faltas graves de procedimiento
generando daños a su sociedad, para mi sí cabe revisarse la pena si es que el
Tribunal que lo juzgó revisa su caso y considera que se ha redimido. Disculpe
que le insista, sincérese conmigo, dígame Jeremy usted ¿ya se habitúo y
acostumbró a esta época?
-Ja,ja,ja…que gusto
me da que siga asumiendo como real este relato…efectivamente siguiendo la
narración, claro, si fuese yo, con mi posición actual en la sociedad actual,
podría decirse que sí, que ya me integré a este presente. Disfruto de
una inteligente y afectuosa mujer que me ha dado dos brillantes hijos, un varón
y una mujer que me hacen feliz con tres lindos nietos; tengo a mi buena esposa,
compañera y amiga que me acompaña en esta vida bastante confortable a pesar de
tanta turbulencia y crisis; esto significaría que he salido adelante. Y a nivel
empresarial ¿No le parece que ser propietario de una empresa tan bien cotizada
en la bolsa de valores de Nueva York, con oficinas en París, Madrid, Londres,
Roma, Nueva York y Beijing no son indicadores de una buena manera de haberse
acomodado a la época?
-Efectivamente
Jeremy, lo felicito por haber conseguido esos logros desde fines del siglo XX y
comienzos de este siglo XXI. Realmente
ha sido muy afortunado, claro que imagino que debe haberle costado mucho
esfuerzo.
-Oh, si. Claro que sí,
muchísimo esfuerzo, muchísimo. Estar en una guerra tan horrible como la de
Vietnam es lo peor, muertes por doquier,
napalm, bombas y mucho sufrimiento que no
se lo deseo a nadie. Pero, obviamente con los recursos intelectuales y un poco
de conocimiento de la historia, ya me
podía imaginar quién iba a ser el vencedor, así que tuve la fortuna de
integrarme al servicio de abastecimiento y logística, que es lo que yo conocía,
al servicio de las fuerzas armadas del sur, aproveché la primera oportunidad para que me
consideren en el primer grupo que se retiraba de Vietnam para ir a los Estados
Unidos como refugiado altamente calificado. Eso me salvó y permitió que me
desarrolle profesional, empresarial, personal y familiarmente en este próspero
país de las oportunidades. ¿Qué le parece el relato estimado Jonathan?
-Bueno, ya habló lo
suficiente, su caso ha sido monitoreado, levantémonos y regresemos…
-¿Qué dice? ¿Regresemos?
¿Regresemos adónde?
-Como usted debe
saber Jeremy, en el futuro el Tribunal cumplirá lo que le corresponde hacer.
Hacía allí nos debemos ir.
-¡No, no Jonathan! No
me ha entendido. No se da cuenta que todo lo que le he narrado no es más que fruto de mi imaginación…es tan fantástica pero
bien contada que parece real, prueba de ello, es que usted se lo ha creído.
-Oh, si. Si le he creído
y le he entendido muy bien Jeremy, buena imaginación que coincide con su
realidad; aquí su vida ya ha sido demasiado confortable para ser un castigo proporcional
a los graves delitos cometidos por usted, vamos…
-Ja, ja, ja…Qué buena
broma la suya amigo Jonathan. Me siguió muy bien la corriente. Ya me había
asustado. Eso merece un buen brindis…
-Brindaremos después
de dejarlo dónde le corresponde estar. Es
suficiente con lo que me ha confesado, primero debo dejarlo en manos de los
magistrados a cargo de su caso para que revisen la pena.
-¿Qué? ¡Basta de
bromas! Retírese Jonathan…he sido muy cordial con usted y le he dado mucha
confianza, pero ya me cansé de este jueguito. Llamaré a mis agentes de
seguridad y la policía si es que no se aleja
inmediatamente y me deja tranquilo…
- ¿Policía? No
necesita llamar a nadie, yo soy un policía
del futuro. Cálmese y sígame, no haga escándalos.
-¿Qué? ¡Esta
situación es imposible! ¡Está usted loco! ¡No nos haga daño! Por favor…no, por favor. Le imploro…le ruego. No puedo ni
debo regresar al futuro. Aquí en esta época tengo a mi esposa, mis hijos, mis nietos ¡Mi familia
a la que tanto quiero! No puede hacerme esto. Ya cumplí con pagar mi pena con tantos años de sufrimiento para luego generar
la próspera empresa que dirijo para beneficio de esta sociedad…
-Es cierto, usted lo
ha dicho, ha causado un beneficio para esta sociedad, pero perjudicó a la
sociedad de donde viene, por eso se va a revisar su pena. Tranquilícese, lo que
decidirá el Tribunal será algo justo.
-No, no, no, le suplico,
tenga piedad de mí…no puede hacerme eso. Pare esta broma pesada.
-Sí, si puedo. No
estoy jugando…
-Al final cumplí con mi
misión. Lo regresé al año 2092, para que su caso se revise y el Tribunal de
Justicia decida. Sé que la determinación
fue que permanezca en el futuro. Su
esposa, hijos y nietos nunca supieron qué pasó con Jonathan, y mucho menos
imaginaron de dónde venía Jonathan ni adónde lo regresé.
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