Marco Antonio Plaza
Gerónimo últimamente, ya maduro, está desarrollando una habilidad que consiste en comunicarse con su interior pero sin saber si es él mismo, o si se está desdoblando. A veces piensa que tiene conversaciones con Dios pero también presiente que se está convirtiendo en un orate místico. Sin embargo disfruta de estas pláticas misteriosas y le están haciendo mucho bien.
-Sabes que estoy yendo a la misa de las once de la mañana. Siempre voy caminando porque la iglesia queda cerca a mi casa. Así me disipo y reflexiono sobre mi vida espiritual. Recapacito y me pregunto, «¿estoy viviendo intensamente como quisiera?», ¿qué opinas? –le dice a su interior.
-Tú sabrás, no te puedes engañar toda una vida. Tienes varias décadas haciendo lo mismo y ¿acaso no te das cuenta todavía si lo que haces es suficiente para acercarte a la verdad?, ¡porque ni se te ocurra que solamente cumpliendo con los dogmas de tu religión vas a iluminarte!
-No, no sé la verdad, dudo mucho. A veces sí estoy plenamente consciente como si recibiera una luz intensa que me hace ver todo de manera muy clara. En esos momentos tengo un sentimiento místico indescriptible, creo en lo sobrenatural como en mí mismo. Pero hay periodos largos en que me vuelvo muy terrenal y actúo como un androide cumpliendo rutinas, exigencias, me paso la vida obedeciendo a otros, ¿no será que me he bloqueado?
-Sí, estás desconectado con tú interior, existe una especie de muro de contención entre tu mente y espíritu.
-¿Y por qué?
-Esa no es la pregunta correcta amigo, nadie te lo ha colocado, tú mismo lo fuiste construyendo cual obrero de construcción, ladrillo por ladrillo. Dejaste de interiorizar. Te dividiste en dos, el espiritual, por momentitos, y el mundano, la mayor parte del tiempo. Debes vivir con un mayor nivel de conciencia pensando que eres más que un cuerpo y una mente. Con ésta razonas y lo haces muy bien, pero no necesariamente te elevas en el nivel religioso. Inclusive puede ser al revés, es decir, tú mente te puede volver agnóstico y hasta ateo ya que dudas de todo.
-¿Cómo es eso?
- Mira, tu mente es preciosa, te ayuda a comprender el mundo en el que vives, donde existen leyes, principios físicos, el espacio, el tiempo. Y es por este motivo que aprendes a dudar de todo y así adquieres conocimiento que te beneficia.
-¡Sigue!
-Tú mente te permite ser racional, tener una lógica y ser científico. Pero en el nivel espiritual es diferente, pues se trata de un estado de conciencia más elevado, un sentimiento más allá de lo humano sin dejar de serlo. La mente analiza e investiga. El espíritu comprende y siente por qué vives. Como ves amigo, todos tus componentes juegan un gran papel, se complementan, se ayudan. Uno sirve al otro. Pero si no te esfuerzas, todos se separan y cada cual por su lado. Recuerda que estamos pisando tierra y no somos ángeles.
- Es cierto, el nivel espiritual es un sentimiento hacia lo sobrenatural y no un razonamiento. Me parece que amar la vida y a la humanidad sin distinciones ni condiciones es una manifestación típica de que te estás elevando en consciencia. El espíritu es un refinamiento de la mente.
-Entonces tú ya entendías de esto. Creo que tienes algo guardado en tu cerebro pero lo escondes temeroso que salga a la luz. ¿Y por qué? Porque aceptarlo y ponerlo en práctica requiere una lucha interna. Sabías que esto te llevaría algún día a una crisis existencial, solo lo dejaste para después, pero, no todo es negativo en ti mi amigo. No te sientas tan mal. Peor sería que ni siquiera te hayas dado cuenta. ¿Qué opinas?
- De acuerdo. Reconozco que tengo que ser valiente para vivir intensamente mi fe en lo sobrenatural y relacionarla con mis actividades cotidianas. Eso es lo más difícil. Es como nadar contra la corriente porque el cuerpo y la mente piden lo suyo. El mundo nos distrae.
- Ese es el meollo amigo, unir, no separar. Tres en uno.
-¿Algo así como la divina trinidad?
- Nos seas graciosito, primero soluciona tú problema interno. Ni siquiera te conoces y ya quieres saber de temas para los cuales tus neuronas no están preparadas ja ja ja.
- Está bien. Te quiero contar una experiencia que tuve hace una semana en este mismo lugar, ¿qué te parece si te voy preguntando algunas cosas y me vas respondiendo?, porque la verdad es que ahora mismo tengo más dudas que antes. Necesito que me orientes. Así nuestro diálogo se hace más ameno, más productivo y porque no decirlo, divertido, ¿estás de acuerdo? Habla.
- ¡No te exaltes!, para eso estoy disponible las veinticuatro horas del día.
- Bueno, el último domingo cuando me dirigía a la iglesia me percaté de un hermoso jardín rodeado de unos edificios. Me pareció extraño que nunca le haya prestado atención a pesar que durante años pasé tan cerca. ¿Qué opinas de esa apatía?
-Nunca la tuviste, siempre fuiste amante de la naturaleza, disfrutabas en el campo viviendo aventuras a plena luz del día. Pasabas horas de horas jugando con las olas. Reflexionabas con tu hermano y con tu padre cuando apenas tenías dieciséis años y estabas iniciando tus estudios universitarios. Hacías preguntas muy interesantes y ellos contestaban desde su perspectiva. Todas estas vivencias las fuiste abandonando poco a poco. Y en los últimos años recién estás reaccionando.
-Pero, ¿que me pasó entonces?, ¿me transformé en una persona sin sensibilidad?
- En parte, cómo dije antes, te hundiste en el mundo concreto, dedicaste horas de horas al trabajo, disfrutaste de la vida social al extremo de verla como algo muy importante, deseaste y conseguiste dinero, y abandonaste lo que siempre te gustaba, reflexionar en temas de la vida, salir de la ciudad, alejarte del mundanal ruido y sentir tu interioridad. Cambiaste tu manera de pensar, porque decías que meditar sobre la existencia humana era pérdida de tiempo, que solamente se deben hacer cosas que te ayuden a producir dinero, ganar posición, tener más conocimiento, ser reconocido, ser famoso. En síntesis, tú creaste un mundo solamente racional de esas características y ahora no sabes cómo salirte de él.
-Cierto, yo mismo me alejé, ¡qué bárbaro!, ¿cómo pudo ser esto posible?
- ¡Estabas ensimismado con tus quehaceres cotidianos! Veías siempre lo mismo, pero el espíritu estaba escondido, dormido. Y cuando esto sucede, la sensibilidad se convierte en dureza, en piedra, en practicidad.
-Eso es lo que me pasó durante meses de meses, caí en un pozo sin fondo escogí un camino sin rumbo pero estoy a tiempo de reaccionar tengo que cambiar y ver la vida desde otro punto de vista.
-Así es. Estás a tiempo. Sí puedes.
-¡Pero siempre he querido ser místico! ¡He escuchado con atención los sermones dominicales, he leído el evangelio varias veces! ¿Qué me falta entonces?
- Solamente te concentrabas cuando te hablaban cuando leías y cumplías los dogmas, entonces, ¿cómo vas a entender el sentimiento de la vida si solamente dependes de las alegrías y de los sufrimientos de este mundo? Tuviste una actitud sumamente pasiva, pensabas que todo te llegaría fácilmente.
- ¡Cómo te gusta torturarme!, pero sigue, soy masoquista quiero que me orientes.
-Mi querido amigo tienes que crear las condiciones para que liberes la gran energía que tienes dentro de ti y muestra de ello será la tolerancia y compasión que tendrás hacia tus semejantes. Solamente así te sentirás unido con lo sobrenatural, que es inexplicable para la mente humana. Se siente pero no se entiende. Abre las puertas de tu corazón, necesitas mucha actitud y esfuerzo.
-¡Está claro!, el secreto es desprenderse de sí mismo.
- ¡Es correcto!
-¡Lo Intentaré! Como te seguía contando respecto a mi experiencia en esa especie de pedacito de cielo, sigo sorprendido. Me parece que esta vez estuve más sensible que de ordinario, pues, no sé cómo fui estimulado para disfrutar de la pequeña floresta de una manera tan casual y espontánea. ¿Será que estoy uniendo lo que tú tanto me dices?
- Todavía, toma tiempo, pero has dado un primer paso, ya estás escuchándote a ti mismo.
- Pero sólo es un cuestionamiento como siempre fue, ahora sí quiero comprender, pues, ya decidí cambiar y esta vez para siempre. Retroceder nunca jamás.
-Así se empieza elevando tu nivel de consciencia, estar despierto, atento con todos los sentidos vivos sin estar dominado por emociones, instintos, placeres, éxitos, fracasos, alegrías, penas y libre de adicciones. Es un ejercicio constante tienes que grabar en tu mente la información que necesitas para ir elevándote. Pero si sigues dudando no avanzas amigo pasan los años y hasta puedes retroceder.
-Tú lo dices pero no es fácil, ¿cómo deshacerme del mundo donde vivo, duermo, sueño, rio y lloro?
- No tienes que deshacerte de nada ni patear el tablero. Has estado actuando bien pero concentrado en lo mundano tan solo. La materia te ganó. Voltea el partido. Tú mundo tiene que seguir, pero no excluir al espíritu, ¡entiende por favor!, ¡no insistas en separarte!, ¡intenta!, ¡lucha!, ¡conviértete en uno solo!
-¡Qué difícil, déjame que te siga contando mi experiencia mística en el jardín!
-Siempre te escucho aun cuando duermes.
- Entonces decidí introducirme en éste, cual niño de diez años, pasear y recorrerlo totalmente. Una vez confundido entre los árboles sentí que absorbía su sabia y rebosaba de sabiduría natural. Me acerqué a uno de éstos maravillándome como las aves silbaban como queriéndome decir que se sentían alegres.
-Al fin sientes a la naturaleza como debe ser, ¿cuánto tiempo has pasado viendo tan solo carros, edificios, libros, veredas, ropa, mesas, sillas y otras cosas?, ¡continua!
-En medio de una emoción sin par toqué un árbol que estaba a mi costado con mis dos manos sentí su calor y energía cómo si me estuviese diciendo algo simplemente vivía había echado raíces profundas se identificaba con la tierra era feliz sentí en mi interior una paz increíble nunca antes experimentada palpé algunas de sus ramas olfateé su rica fragancia. ¿Es normal esto?
- Por supuesto. El amigo árbol nunca te falla porque vive intensamente y te transmite su energía su tranquilidad su paz que tú amigo no tienes en medio de una selva de cemento.
-En verdad todo el jardín tenía un aroma a campo dentro de la ciudad esto es lo que lo hacía maravilloso era un pedacito de cielo en medio de los monumentos de piedras y fierro en este pequeño oasis me escapaba del bullicioso mundo escuchando el canto de las aves apreciando el fresco soplido del viento trayendo un riquísimo aroma natural e irresistible disfrutaba del hermoso colorido verde de la vegetación con su característico efecto tranquilizador.
-¡Sigue, no te detengas!
- Ese mundo estaba en mi interior me sentí vivo sin penas ni alegrías me eché en el pasto de espaldas con los brazos extendidos las palmas en contacto con el césped oí lo que me decía la tierra mientras vi las ramas de los árboles escuchando el oscilante sonido que produce el viento percibí la vibración de la tierra a través de mis manos me confundí con la naturaleza estaba embelesado con esta sorprendente experiencia todo estaba unido al fin.
-¡Qué bien!, ¡te felicito! Estás en armonía con la madre naturaleza y con tú interior donde no existe la materia ni el espacio menos el tiempo y solo vives el presente. Y todo esto lo hiciste sin abandonar tu mundo. Ya no te partes en tres. Sigue así mi buen amigo. No olvides que has dado un gran paso y te faltan muchos pero así se inicia el camino a la libertad espiritual.
Luego Gerónimo deja de conversar con su interior y sigue su camino a misa con la ilusión de volver luego a casa y contarle a su esposa e hija.
Excelente relato,me hizo reflexionar mucho sobre mi mundo interior que realmente estaba abandonado....empezare a ponerlo en practica.
ResponderEliminarExcelente relato,me hizo reflexionar mucho sobre mi mundo interior que realmente estaba abandonado....empezare a ponerlo en practica.
ResponderEliminarExcelente relato,me hizo reflexionar mucho sobre mi mundo interior que realmente estaba abandonado....empezare a ponerlo en practica.
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