sábado, 12 de diciembre de 2015

Angustia

Cristina Navarrete


No imaginas lo que he tenido que pasar. Insomne por más de dos semanas, espero que el día no termine, cada noche se ha transformado en un tormento, apenas empiezo a quedarme dormido vuelve esa horrible pesadilla, el cuerpo se me entumece, me falta la respiración y las imágenes de aquel aterrador accidente vienen a mi mente, cada vez más vívidas y poderosas. No sé si algún día mi vida vuelva a ser normal.

Veo su hermosa y suplicante mano saliendo bajo los escombros, pidiéndome ayuda, luchando. A pesar del intenso dolor,  me estiro lo más que puedo, trato de liberarme desesperadamente, pero esa maldita viga no me deja mover las piernas, estoy atrapado desde el torso y veo como poco a poco su delicada y blanca mano cesa de moverse; grito con todas mis fuerzas, pero nadie me escucha, por fin despierto: sudoroso y temblando una vez más; nada ha cambiado, sigo en esta cama de hospital, y aún no puedo sentir mis piernas.



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