martes, 21 de febrero de 2012

Chiroque, no Felipillo

Víctor Mondragón



Chiroque buscaba esconderse amparado por la oscuridad de la noche, subió a las cumbres de unos cerros, el frío se hizo más intenso, aquel  previo al amanecer; se había arriesgado  demasiado al pretender coordinar acciones futuras antes que escapar. Caro le costaría aquella decisión, miró a su alrededor y lo habían  cercado.
-¿Por qué me persigues hermano? –dijo Chiroque.
-Cállate, vamos donde los Viracochas –le dijeron unos indios yanaconas (convidados de piedra en el reparto del Tahuantinsuyo), los hispanos habían ofrecido  un premio para quien apresara al intérprete. Sus captores  le propinaron insultos, puntapiés y escupitajos, desnudo dejó que la luna   y las estrellas  contemplaran  su aciago destino.
Mientras era conducido  cuesta abajo afloraron en su mente los hechos de su azarosa vida, recordaba que había tenido trece años cuando fue capturado y obligado a subir a un navío español, nunca supo  por qué lo escogieron. Él había sido pescador tallan (1), no sólo hablaba   sec (2), quechua  y castellano,  sino también aprendió algo de las lenguas yunga (3), tupina (4) y aimara (5).  En Panamá había sido criado de Francisco Pizarro, fue sujeto de mofas y maltratos, luego, en mil quinientos veintiocho, fue  llevado a España junto a una docena de indios,   solo cinco regresaron a América. En su mente  recordaba la  gente y ciudades de la península y pensaba que todo aquello no sería más equitativo que la sociedad alcanzada en el Tahuantinsuyo (6).
Tras la captura, Chiroque confiaba en que su causa llegaría a buen término y que la vida  importaba ya poco,   casi nada. Bajo una oscuridad insondable se  sumergió en sus recuerdos,  se distrajo, resbaló y cayó cuesta abajo. Tenía las manos atadas hacia atrás,  al caer se laceró  el rostro y los hombros; mascullaba que las cadenas del sometimiento solamente atan las manos y que   la mente es lo que  hace  libres o esclavos a los hombres.
Habían pasado cinco meses desde que salieron del Cuzco, acompañaba a Paullo Topa, hermano del sapa inca (7) Manco Inca   y a Villahoma  (8). Durante ese lapso había guardado en secreto la misión encomendada por el segundo de ellos.
En aquel silencio exasperado y aquella soledad espantosa, Chiroque recordaba el engaño  que fingieron  en Tupiza  al simular una caravana que provenía del sur  llevando oro para  hacer creer a los peninsulares en las riquezas de aquel lugar, también  lo bien  atendidos que fueron por los pueblos antes de cruzar la cordillera de los Andes donde fue necesario el sudor y sufrimiento de los naturales, Chiroque mantenía grabada en su mente   la imagen de cientos de indios cargadores que sin vestido apropiado y a pies descalzos murieron al cruzar el nevado. Les  sobrevino una tempestad de agua y nieve que no cesó en tres días, tuvieron  como cobertor sólo el cielo, muchos resultaron tullidos en el intento; incluso varios españoles murieron, fue tal  el frío que uno de ellos al sacarse el calzado vio  parte de sus dedos  unidos a sus botas.
La expedición hacia el sur había empezado en junio de mil quinientos treinta y cinco cuando Diego de Almagro y sus expedicionarios salieron del Cuzco. El conquistador había recibido la orden del Rey de España de ganar nuevas tierras para la corona. Durante el camino las fuerzas  se fueron engrosando con más soldados peninsulares y  el contingente inca de Paullo Topa. La primera frustración de Almagro fue saber que Manco Inca no lo acompañaría pues lo encarcelaron, luego, antes del paso de la cordillera,  Villahoma los abandonó y al cruzar el río Guachipa muchos porteadores desertaron. Paullo Topa, su ejército y miles de  yanaconas se mantuvieron fieles a los hispanos.
Tras el cruce de la cordillera,  Almagro y una veintena de jinetes se adelantaron hasta encontrar pueblos que les brindaron alimento y abrigo que fueron enviados a  la expedición retrasada. Luego se dirigieron al valle de Chile o también llamado Aconcagua; mediante chasquis, Paullo había pedido la atención de los caciques del lugar.
Fue sorprendente el alborozo que causó en Almagro la presencia  entre aquella gente del desorejado Pedro Calvo, el fugitivo que había perdido una oreja al ser castigado por Pizarro, avanzó hacia Almagro con los brazos abiertos acompañado de unos setenta curacas de aquel valle. Hubo mucha alegría y por fin los almagristas disfrutaron de sosiego y abundancia.
Las comidas guardaban similitud con potajes originarios de otras partes de la confederación Inca; los amautas (9) y mitimaes (10) habían contribuido a un proceso de estandarización como  base de la calidad  en todo el Tahuantinsuyo. Los entrantes se sirvieron sobre hojas de choclo (11). Hubo charquicán (carne seca-salada de llama con papa, zapallo, ají colorado y choclo), chupes (sopas  con mariscos,  camarones, cochayuyo (12)  y hierbas aromáticas), humitas de choclo, machas con ají colorado y hierbas,  locro (zapallo, maíz y frijoles),  chuchoca (13) y abundante maíz mote de acompañamiento.
Tras las fiestas y convites de bienvenida empezaron los desengaños, el desorejado Calvo volvió  a la realidad a los expedicionarios, les dijo que en aquellas tierras no abundaba oro ni plata; sabida la pobreza de aquel lugar, los hispanos  se arrepintieron por haber ido a tan lejano  lugar.
Almagro trató de levantar el ánimo de su tropa aduciendo cuestión de honor y mencionó que  la  inexistencia de riquezas no era razón suficiente para despreciar aquellas tierras cuya conquista les había encomendado el Rey y   ordenó que  parte de sus tropas  se adelantaran y descubrieran  más lugares al sur, mientras que el otro grupo fue conminado a recorrer el valle de Aconcagua en busca de un buen sitio  para vivir.
Por su parte Paullo Topa se esforzó por mitigar el desánimo de los españoles ofreciéndoles  alcanzar la servidumbre de nuevos pueblos y brindarle tropas para más conquistas. Algunos hispanos, enceguecidos por el signo de la cornucopia, aún soñaban con  grandes riquezas como el capitán Gómez de Alvarado quien solicitó autorización a Almagro para conquistar las provincias de Purumarca, Antalli, Cauqui y otros pueblos hasta la provincia de Arauco. Partió con cien españoles y tropas proporcionadas por Paullo Topa.
En esos días Manco Inca con su ejército habían iniciado el sitio del Cuzco y pronto la ciudad de Lima sería  atacada por el reconstruido ejército inca. Las columnas españolas que se adentraron en Chile desconocían aquellos sucesos; mientras en Aconcagua lo conocía el intérprete Chiroque gracias a veloces chasquis que le transmitían las noticias secretamente.
En cuanto partieron las huestes de Gómez de Alvarado, Chiroque supo que era el momento propicio para cumplir el plan trazado por Villahoma y aniquilar a las tropas de Almagro diseminadas.
Una hora más tarde, Chiroque seguía  conducido por sus captores,  destilaba cierta nostalgia por encontrarse en un sueño sin salida.
-Esos blancos no son Viracochas, solo quieren oro y robar todo cuanto puedan –había dicho Chiroque a los curacas de Aconcagua.
-¿Por qué nos dices todo eso? – preguntaron los curacas.
-Porque he vivido muchos años con ellos y sé que mienten y matan a quienes se oponen a su codicia –contestó el intérprete.
-Los blancos traen con ellos enfermedades, a su paso han desaparecido ayllus enteros –añadió el tallan.
Muy difícil fue para Chiroque convencer a los curacas del sur. El no era un noble orejón y la ausencia de Villahoma  le restaba credibilidad, aunque repetía que  hablaba en nombre de él. Por otra parte la nueva situación seducía a algunos curacas sureños  pues era propicia para desligarse de la dominación cuzqueña. 
-¿Acaso no saben lo que sucedió en Copiapó?, porque lastimaron a unos españoles de avanzada, los blancos quemaron vivos a varios curacas –dijo Chiroque, acto continuo censuró a los extranjeros:
-¡Son unos perros descreídos sin fe, ley ni verdad!
Los curacas empezaron a prestarle atención y en Consejo tomaron la decisión de ponerse bajo las instrucciones  del intérprete cuya primera disposición  fue que los pobladores abandonaran los pueblos, ocultaran  los alimentos   y se escondieran  en las montañas a la espera de nuevas instrucciones.
No faltaron algunos espías yanaconas infiltrados que llevaron la noticia a Almagro quien confundido cabalgó siete leguas desde las tres de la mañana hasta el amanecer encontrando los pueblos sin gente cual si fueran  tierras inhabitadas.
El intérprete seguía sumido en su pensamiento, una vez más se solidarizaba  con sus sueños,  lo detuvo un vertiginoso recuerdo,  una conversación que introdujo  su espíritu en la inconformidad y la rebeldía.
-¿La sociedad que conociste de los blancos era mejor que el Tahuantinsuyo? –le cuestionó Villahoma.
-Más que los caballos o las armas, lo que destruye al Tahuantinsuyo es la desunión de quienes optan por el bien particular antes que el general –añadió  Manco Inca en aquella conversación. 
El alba sorprendió a Chiroque ante la presencia de Almagro, el intérprete, sin esperanza pero también sin resignación,  fue sometido a cruel tormento. Una lluvia de torturas cayeron sobre él.
-¿Quién te ha ordenado hacer esto? ¿Los pizarristas? ­ -preguntó Almagro, seguidamente gritó:
¡Traigan a Paullo Topa!
El hermano del Inca fue sometido a un careo con el intérprete, Almagro desconfiaba de todos y le intrigaba saber quién estaba detrás de  aquella conspiración.
Chiroque callaba y no respondía a los insultos,  su mente denostaba con amargura a sus acusadores, las afrentas solo le inspiraron una serena valentía. Casi agonizante masculló una consoladora revelación de que su pesar no sería en vano:
-Los ejércitos incas han iniciado la reconquista, los invasores pronto  serán echados  del Tahuantinsuyo, sin caballos ni alimentos seréis fácilmente derrotados.
-Indio malagradecido, te dimos caballo, vestiste de seda y ¿así nos pagas? –grito Almagro.
-¡Soy Chiroque, no Felipillo! –gritó el intérprete presa de dolor y de furia, seguidamente miró a Paullo Topa y le increpó por su melindroso espíritu y por su falta de apoyo a la causa de sus con-naturales.
-Prefiero morir de pie antes que vivir arrodillado –masculló  el intérprete.
Almagro fuera de sí ordenó a unos esclavos negros  el inmediato descuartizamiento  del tallan. Gruesas cuerdas se ataron a las extremidades  del capturado, cuatro jinetes azotaron  a sus caballos con rigor dirigiéndolos en sentidos opuestos, la fuerza de los equinos tornó la muerte del intérprete en un espectáculo corto.
Oscuras nubes cubrieron el sol que ya se había levantado, el silencio se hizo hostil e inmenso,  la inmolación del natural no inspiró temor sino repulsión.
-¡Esto les sucederá a ustedes si no colaboran! –dijo Almagro dirigiéndose al curaca regional de Aconcagua y a algunos naturales capturados.
La sangre del indígena  lavó la afrenta colectiva de los naturales pero a su vez  impuso la verdad sobre las falsedad; las partes del cuerpo del infortunado tallan fueron colgadas en los caminos cual macabros anuncios para quienes siguieran los planes del rebelde. Este relato dormitó acurrucado a la sombra del desconocimiento, es poco difundida la  inmolación de uno de los primeros nacionalistas  de América que   despreció la comodidad del conformismo y  quemó su vida por un gran ideal.
Chiroque murió para marchar al mundo de la dignidad, simuló ser Felipillo, mató a Felipillo para ser Chiroque,  para que las nuevas generaciones aprendan que nada cambiará si no se  mata la resignación.  Finalmente Paullo, usado para dar un barniz de legalidad a la situación de los invasores, cambió de nombre por Cristóbal Paullo Topa, fue nombrado Inca por Almagro y  obtuvo títulos y mercedes de la corona española.




1. Tallan: Cultura PRE incaica de la costa sur de Ecuador y norte del Perú.
2. Sec: antiguo dialecto tallan.
3. Yunga: dialecto predominante en la costa peruana antes de la dominación inca.
4. Tupina: dialectos  variantes del aimara, dialectos jacaru y cachuy
5. Aimara: Lengua del altiplano peruano, boliviano y norte de Chile antes de la dominación inca.
6. Tahuantinsuyo: del  quechua Tawantin Suyu, 'las cuatro regiones o divisiones', territorios incas ubicados en América del sur precolombina.
7. Sapa inca: Inca supremo
8. Villahoma  o Villac Umu: Nombre de un sacerdote y general inca. Se cuestiona que signifique el título de sumo sacerdote o algún cargo inca, al parecer era el nombre de quien ostentó dicha posición  durante la rebelión  de Manco Inca.  Cieza de León nunca lo menciona como “el Villahoma” sino simplemente Villahoma.
9. Yanaconas: Siervos, gente al servicio de los Incas  por haberse opuesto su dominación o por herencia.
10. Amautas: del quechua hamawt'a; 'maestro', 'sabio',  personas que se dedicaban a la educación formal de los hijos de los nobles y del  Inca.
11. Mitimaes: del quechua mitmac  que significa esparcir. Familias o pueblos separados  por el gobierno inca, siendo leales o conquistados o viceversa para cumplir funciones económicas, sociales, culturales, políticas y militares.
12. Choclo: Maíz tierno y de grano grande
13. Cochayuyo: palabra de origen quechua, algas marinas o lacustres.
14. Chuchoca: Maíz seco molido. Parecido a la polenta italiana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario