lunes, 10 de enero de 2011

Dulce Veneno

Mónica Rengifo

Dicen que la venganza es un dulce veneno. Esa grata sensación de saber que la persona que hizo algo dañino para ti, para algún familiar o amigo, está pagando por sus fechorías. El veneno depende de cómo lo tome uno; por ejemplo, puede ser ese sentimiento de arrepentimiento, puede ser esas ganas de querer hacerle más daño, etc. Existen individuos que no cobran venganza, porque saben que el mundo da vueltas y el karma hará de las suyas. Bueno, yo no creo mucho en eso. No voy a esperar a que pasen días, años o semanas para que ese maldito o maldita pague por lo que hizo. Obviamente, lo que tiene que haber realizado ha debido de ser muy fuerte. Es lógico que una persona que simplemente te engañó para sacar provecho en cosas banales quede como tonta, pierda amigos y termine sola sin que uno tenga que hacer algo.
Se preguntarán si soy hombre o mujer, adolescente o adulto.  Pertenezco al sexo femenino, tengo diecisiete años, ojos grandes de color gris, tez blanca, soy pelirroja, mi nombre no es de gran importancia. Qué es lo que hago por la vida es lo primero que los papás de mis amigos preguntan. La primera cara de la moneda me muestra como una pintora amable y sencilla. Sin embargo, este es el único lado que la gente conoce a excepción de mi amado Dragos. La segunda exhibe al verdadero monstruo que soy: una asesina. Las cifras de mi edad son el número de mis víctimas hasta el día de hoy. Todas en distintos lugares de esta molesta ciudad. Lo sé, lo sé. Sueno muy joven como para haber cometido homicidio, aunque en este mundo incoherente ya nada debería sorprender.  No soy del común denominador, nunca lo he sido, jamás lo seré. Tengo presente que cualquier persona que supiera lo que soy realmente me dirá que soy detestable, pero todas mis acciones tienen una razón.

Dragos, Dragos, Dragos. Ojos marrones como la miel, cabello castaño claro, tez blanca, alto, fuerte, un atleta, dieciocho años, mi enamorado de origen rumano. Estudiábamos en la misma escuela, lo conocí hace un año. Sus papás le pusieron así porque Dragos significa precioso. Y él sí qué es guapo. En realidad, era. Falleció hace tres meses por mi culpa. No es lo que están imaginando. Error total si pensaron que me dejó, me fue infiel, muy celoso, una pelea. Nada de eso es lo que realmente sucedió. Cómo les dije anteriormente, no soy normal. No lo digo por ser una asesina, sino por la forma en cómo llevo a cabo mis cometidos. Olvidé mencionar que mi tatarabuela era espiritista; sin embargo, ni mi abuela ni mi padre pudieron obtener ese don. En cambio, yo lo heredé. Mis progenitores no lo saben, he sido muy cautelosa y reservada con lo que hago desde que llegué al mundo. Me di cuenta a los tres años del gran poder que poseía, lo fui desarrollando paulatinamente a lo largo de este tiempo. Una vez hablé con mi tatarabuela, me felicitó, me dio consejos, ella también fue muy poderosa. Los del mundo espiritual hasta el día de hoy la siguen respetando.
Soy tan fuerte que logré convencer a mis amiguitos del otro mundo que hagan las cosas que me apetezcan. Tal vez todo les este quedando más claro. ¿Diecisiete asesinatos en la misma ciudad y no logran atrapar al culpable? Bueno, es que yo no mato con mis propias manos. Los del más allá hacen todo el trabajo sucio, es así como nunca hay pistas, huellas, nada. La policía debe de estar frustrada, se sienten inútiles por no encontrar al homicida. Ojalá eso les enseñe que su corrupción, su negligencia hostiga, su falta de ganas de querer ayudar a mejorar esta selva de cemento me enferma. Aburren, no deberían tener autoridad alguna, no hacen nada por nosotros.
Ahora les contaré sobres mis víctimas. Pero antes deben saber que mi ciudad es mitad selva mitad cemento. Posee bosques y paisajes hermosos. Cuando tenía cinco años, me escapaba de casa para quedarme horas jugando con los espíritus, me escondía entre los árboles y hablaba con animales. Sin embargo, comenzaron a construir más fábricas, edificios, hoteles. La contaminación estaba matando la naturaleza, eso me enfureció. Fue a los ocho años que ataqué por primera vez. Era una fábrica enorme que habían construido al costado de un lago. Fui a hablar con el dueño, con el alcalde, con los trabajadores de esa empresa; sin embargo, nadie me hizo caso. Todos los desechos así como el humo destruían el hábitat de los animales y de los espíritus. Iridian no es solo una ninfa que vive ahí, es mi amiga, se quejó conmigo de lo que estaba sucediendo. No aguanté más. Una noche, el dueño se quedó sólo en esa inmensa caja hecha de metal. Fue la oportunidad perfecta. Envié a tres fantasmas que también querían cobrar venganza, ellos deseaban desaparecerlo porque, en una época, él los tenía cómo esclavos. Tanto era el maltrato hacia ellos que, un día, los dejó en la calle sin comida ni abrigo. Nadie los ayudó. Estas almas eran de tres jóvenes de dieciséis años. Lo asustaron, lo atormentaron e hicieron que la fábrica estallara en llamas con el señor adentro. Los trabajadores limpiaron el desastre, algunos lo bautizaron como el lago maldito. Sin embargo, ahora es un lugar pulcro y existe armonía, aunque los normales piensen que está embrujado y cosas absurdas como esas.

Así fue como he ido desapareciendo a cada sin corazón que ha querido malograr el equilibrio que existe en esta ciudad. Otros espiritistas no saben que soy yo, puesto que los fantasmas no dicen nada, no les conviene delatarme. Yo puedo hacerlos sufrir, tengo la fuerza suficiente y no me falta bizarría. Todos los seres sobrenaturales lo saben perfectamente, ellos me respetan por lo que hago, por lo que soy y por ser descendiente de una de las espiritistas más poderosas de la historia.
Entonces ¿cómo terminó Dragos siendo asesinado por uno de mis compañeros del más allá? Les contare la historia. Esta ha sido la única vez que me arrepentí de querer hacer pagar a alguien sus fechorías. Él sabía de mi don, me aceptaba como era a pesar de que creía que lo que hago no es correcto. No obstante, no me criticaba. Todos los del mundo espiritual sabían que lo amaba. Lo respetaban y cuidaban por mí. Por otro lado, sus amigos siempre fueron unos idiotas superficiales. Hablo de sus compañeros del equipo de fútbol. Solo piensan en chicas, dinero, alcohol y sexo. Desalmados. Nunca entendí cómo es que Dragos podía andar con ellos, mas nunca le prohibí hacerlo.
Hace tres meses, el bosque que está por mi casa se incendió en la noche. El grupito de Dragos se ubicó ahí para tomar alcohol y fumar tabaco. Querían hacer una fogata y terminaron quemando cientos de árboles. Debido a su estado etílico, no tenían noción de lo que pasaba. Me asomé hacia mi ventana, eran las tres de la madrugada, Iridian corría hacia mi cuarto. Dijo que habría un incendio en el bosque. Me puse unas sandalias, bajé las escaleras hasta el primer piso, pasé por el costado del gran sillón de la sala, abrí la puerta marrón lentamente y salí de mi hogar.  Di tan solo diez pasos cuando vi humo salir de la maleza. Comencé a correr, el camino era largo hasta el origen del fuego. Las hojas de los árboles me cortaban mientras avanzaba, la tierra me ensució los pies por completo, mi pantalón verde ahora estaba completamente sucio, mi polo blanco también. Después de correr por media hora llegué al lugar. Pude observar a Dragos ahí, borracho. Sin embargo, estaba tan furiosa que no importó si sólo estaba acompañando al culpable de esa atrocidad. Por primera vez hice que un elemental me posesionara, no cualquiera, sino el gran espíritu de la tierra. No recuerdo lo que pasó esa noche, los fantasmas tampoco lo mencionan.
Desperté en mi cama con la misma ropa que usaba en la madrugada. Cogí el control del televisor que estaba al costado de mi almohada y prendí el aparato. Las noticias hablaban del incendio de esa noche. Cuatro personas muertas, una de ellas era Dragos. Una lágrima se deslizó por mi mejilla lentamente, todo se paralizó. No lo podía creer, no quería hacerlo. Mi mamá subió corriendo hasta mi alcoba, entró sin preguntar. Me abrazó muy fuerte, no sabía qué decirme, no había palabras para describir cómo me sentía ni tampoco para lograr que me sintiera mejor. Mi papá, apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados, solo pudo pronunciar: “Tienes que ser fuerte”. Los boté de mi cuarto. Todos mis cuadros, mis dibujos los quería botar, romper. Pero sé que eso nunca arregla nada. Mi enamorado estaba muerto, lo que más duele es que fue por mi culpa.
Ese mismo día, en la noche, me escapé de nuevo al lugar del incidente. Había muchas almas, sentí la presencia de Dragos. Lo llamé, necesitaba hablar con él. Estaba medio confundido, al parecer no recordaba bien lo que pasó en la madrugada.
-Dragos, lo siento– Alex agachó la cabeza.
-¿De qué te estás disculpando? Es más, gracias por venir a buscarme. Me siento perdido. Escucha, no debí de tomar; pero te juro que no hice nada malo. Vamos a casa y te invito un helado en el camino, ¿te parece?- Dragos dio un paso hacia Alex, estaban a medio metro de distancia.
-Parece que aún no te das cuenta- ella levantó la mirada, empezó a llorar –tú ya no estás vivo- dijo tartamudeando –moriste en el incendio- Alex no aguantó más, intentó abrazarlo; pero fue en vano. Fue como tratar de agarrar el aire.
Esa fue la última vez que hablé con él. Cuando miré alrededor, había huido. Nunca supe qué sucedió, qué hice. Sé que me observa, me cuida; sin embargo, no le gusta darme la cara. Los fantasmas me cuentan qué es lo que hace, es por ellos que sé que viene a visitarme cuando duermo. Hace un par de días fue su última aparición, yo estaba sentada en el pórtico de mi casa. Eran las tres de la madrugada, él venía caminando desde el bosque. Un olor a rosas, mis flores favoritas, me hizo alzar la cabeza. Allí estaba él. Se paró en frente de mí, se agachó hasta quedar a mi altura, me quedó mirando a los ojos. Se me salieron las lágrimas. Cuando está a mi lado me vuelvo vulnerable, débil. Entré a mi casa una hora después, Dragos desapareció súbitamente.

5 comentarios:

  1. Me gusta como exploras ese lado oscuro que todos tenemos

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  2. Simplemente magnífico.

    He visto que tienes varios cuentos en el blog, espero que este año se publique un libro tuyo y poder comprarlo.

    Josefina

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  3. Bonito, dinámico en el relato, tal vez el final pueda tener un poco más de suspenso, no tan obvio

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  4. Tomare en cuenta sus comentarios. Gracias chicos. (: En realidad, ya entre al nivel avanzado. Tengo que empezar a escribir mi novela. Espero les vaya a gustar.

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