martes, 18 de enero de 2011

El Maestro

Mónica Rengifo

Los rayos de sol ya no queman tanto, el crepúsculo ha llegado. No importa si oscurece, las estrellas guiaran mi camino. Mala suerte, el cielo está nublado. Sigue avanzando por el bosque y no encuentra una salida. Los animales no salen a cazar, ni siquiera puedo escuchar a los insectos, solo el agua que corre por el río. Qué extraño. Se escuchan pasos muy cerca de dónde Achikilla se encuentra. Alguien se acerca, ella está asustada. La muchacha voltea para buscar refugio, pero se paraliza ¿quién es él? Frente a Achikilla se encuentra parado un joven de unos dieciséis años, caucásico, cabello de color como la miel, ojos verdes. Él la queda observando, sonríe.
-¿Quién eres?- pregunta tartamudeando.
-Hola, mi nombre es Jeff -contesta sonriente- ¿cómo te llamas y qué haces en el bosque sola?
-Soy Achikilla. No eres de por acá, ¿verdad? -Achikilla ahora se encuentra más cómoda.
-No, vengo de Inglaterra.
-¿Y qué haces tan lejos de casa?
-Qué curiosa -Jeff se ríe– bueno, me gusta viajar. Amo la naturaleza, y un amigo me dijo que venir aquí sería estupendo. Por cierto, ¿qué significa Achikilla?
-Está en quechua, es luna resplandeciente.
-¿Naciste durante la noche?- pregunta muy interesado.
-Sí.
-Eres una muchacha muy bonita, el nombre te queda perfecto.
-Gracias- Achikilla se sonroja- El pueblo está lejos, ¿sabes regresarte?
-Creo que esa pregunta debería de hacértela yo a ti -Jeff se ríe.
-Yo soy de por aquí. Tú no.
-Lo sé, pero he indagado por todo el bosque. Casi me mata un jaguar -Jeff se ríe- sé como entrar y salir. La que debería estar preocupada eres tú.
-No creo. Bueno, me voy.
-Vas a seguir dando vueltas en lugar de regresar a tu casa, ¿no?
-Cómo… -pregunta extrañada.
-Porque te he estado observando desde que llegaste en la mañana. No me tomes de acosador. Estaba caminando cuando te escuché llorar en la tarde. No sé qué habrá pasado, pero lo mejor es que regreses con tu familia. Estas muy expuesta al peligro.
-No soy débil.
-No lo dudo. ¿Cuántos años tienes? ¿Catorce? Eres más vulnerable de lo que crees.
-Sé cuidarme.
-Eso dicen todos.
-Qué fastidioso eres.
-Tranquila. Si eres tan fuerte cómo dices, entonces si te fastidio, no tendrás problema en aniquilarme, ¿verdad? -Jeff comienza a reírse.
Achikilla se enfurece. Se pone en una posición de ataque, sus brazos se desplazan de arriba abajo, de derecha a izquierda como si estuviera golpeando algo. Simultáneamente, un poco del agua del río se levanta, se mueve al movimiento de sus manos. Parecen látigos gigantes hechos de líquido. Jeff la observa serenamente, comienza a jugar con sus manos haciendo como dibujos en el aire. Antes de que Achikilla pueda atacarlo, Jeff hace su último dibujo y, de pronto, una ventisca muy fuerte empuja a la muchacha. Toda el agua cae sobre las plantas. Jeff se acerca hacia donde yace la adolescente.
-Tú… también… –Achikilla estaba asombrada.
-Sí, también soy un maestro. Quedamos unos cuantos en Europa. Vine hasta aquí porque me mandaron para buscarte -Jeff le da su mano para ayudarla a pararse.
-¿Cómo sabías que yo…? –antes que Achikilla termine la pregunta, Jeff la interrumpe.
-Tú nombre, la luna le da fuerza a los maestros que controlan el agua. O eras maestra o familia de una.
-¿Jeff quiere decir aire?
-En realidad no, me pusieron un nombre común porque tenemos que pasar desapercibidos por los cazadores.
-¿Hay cazadores por aquí?
- Sí, quieren matarte. Es que tú eres una de las siete maestras agua que quedan. Y por ser la más joven, te buscan por ser más vulnerable.
-Malditos.
-Lo sé, ven conmigo.
-Pero, ¿mis papás?
-Un amigo ya fue a avisarles que te encuentras conmigo.
Se escuchan más pasos. Son demasiados, diez por lo menos.  Se acercan demasiado rápido, Jeff carga sobre su espalda a Achikilla y se van corriendo. No nos podemos exponer, necesito llevármela de aquí lo más pronto posible. Sin embargo, los asesinos logran alcanzarlos. Una flecha atraviesa la pierna de Jeff. Este se cae con la muchacha, la cabeza de Achikilla choca con el suelo y, desafortunadamente, se golpea contra una roca. Jeff intenta pararse, rompe la madera que atraviesa su piel. De pronto, aparece su amigo con tres maestros más. No fue una batalla tan difícil como se habían imaginado, puesto que los cazadores eran novatos.  Después de ganarles, Jeff carga a Achikilla en sus brazos. Un helicóptero blanco los ubica, aterriza cerca de donde los seis están, ellos suben.
Esa fue la última vez que lo vi. Hace tres días ocurrió todo. Me desperté en una cama ayer. Mis padres estaban a mi costado, al parecer ya no me encontraba en los bosques peruanos. Sigo sin entender qué pasó, pero en estos momentos me interesa saber dónde está mi amigo. He preguntado por Jeff a todos los maestros que hay en este refugio. Todos dicen que pronto volverá, pero ninguno sabe cuándo.

2 comentarios:

  1. todo bien hasta antes del final, se salvan muy fácil, aparecen los amigos en el momento ideal, un helicóptero, demasiada suerte para ser creíble en mi opinión, claro que yo recién comienzo el taller y derrepente estoy equivocado

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  2. Opino parecido a Gonzalo... a veces tambien me canso de escribir justo al final y pongo uno un poco inverosimil, pero creo que es práctica no? La trama no está mal pero se parece mucho a la serie del Maestro Avatar.

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