martes, 5 de octubre de 2010

El libro de las almas perdidas

Ana Alemán Carmona



En 1616
-Estará bien aquí Balthazar, no te preocupes, nadie podrá encontrarlo, ni siquiera lo saqueadores de tumbas se atreverían a entrar en el Mausoleo de la reina Leda, el vulgo lo considera embrujado –Bernardus estaba tranquilo escondiendo el viejo libro de profecías y conjuros heredado de su maestro, era joven e impetuoso, demasiado seguro de sí mismo para medir algún peligro, Balthazar su hermano, en cambio parecía nervioso, angustiado, si ese libro caía en las manos equivocadas los secretos del clan Vlassov serían revelados, podrían despertarse viejos demonios de una edad anterior, que ya habían sido dormidos por Eleazar Vlassov - vamos hombre cambia esa cara de una vez que puedo oler tu miedo y francamente me irrita.
-Insisto en que deberíamos destruirlo, quemarlo en la hoguera ritual tal como Eleazar lo quiso, de esa forma todos los secretos estarían a salvo, mi problema no es que algún campesino encuentre el libro, total no sabría que hacer con él, pero si un elegido, Vlassov, Guillon, u otro entendido en las artes de nuestra magia llegará a poseerlo sería terrible.
-Soy tu hermano mayor y por lo tanto el heredero de Eleazar, será hecha mi voluntad no la de él o la tuya, está claro -le irritaba ser cuestionado, entendía las razones de su hermano pero destruir algo tan valioso le parecía irracional- no entiendes que parte de nuestra fuerza reside en él, estamos atados al libro y estamos tan malditos como él, si desaparece nosotros perderemos mucha de nuestra energía vital, la cual es necesaria en estos momentos de guerra.

La luna iluminaba el mausoleo de mármol de la reina Leda, el escudo de su familia estaba en la puerta la rosa atravesada por un puñal, la noche estaba tranquila, se podían oír a algunas lechuzas por el cementerio, era un ambiente pacífico después de todo, los muertos ya no traen problemas. La elección de su tumba no era casual, la reina Leda era considerada no sólo inmoral sino también una bruja, decían que hechizaba a sus amantes con pociones y filtros y que cuando se hartaba de alguien sabía como hacerlo sufrir usando las malas artes. Leda fue la última reina de la casa Lantinori, al morir subió al trono Bastian, su hijo,  y con él empezó el reinado de los San Mauricio, sin embargo los Guillon nunca reconocieron a este como rey ya que era el hijo ilegítimo de Leda con Ernesto de San Mauricio, un príncipe de segundo orden y comandante de la caballería real, ellos decían tener más derechos al trono por ser una familia emparentada con los Lantinori de noble abolengo.

-Recibe ¡oh! reina madre, ¡oh! noble esposa de la noche este libro en tu regazo, protege a los que a tus pies se postran pidiéndote protección, guarda en las sombras, las sombras de estas páginas, que la rosa y el puñal sean los guardianes de los secretos que te entrego, que aquellos que osen tomarlo sean malditos en tu nombre –Bernardus colocó el libro dentro de una urna de cristal la cual escondió detrás de la estatua de la Reina, era imposible verlo a simple vista, estaba segura- vámonos.
-Ya dumayu, brat osuzhdennogo estamso[1] –dijo en su ruso nativo Balthazar tal como hacía cuando tenía miedo.
-Spokoĭnyĭ Balthazar ya zashchishchu oboih[2] -ambos hermanos montaron sus caballos y partieron rumbo a la ciudad de Piro.

En el 2010

-Deja de jugar con eso Zoe, ya tenemos suficientes problemas como para que nos encuentren intentando profar tumbas ¿no crees?, sal de allí te he dicho alguna vez me escucharás –Althea corría detrás de su hermana, ambas eran del clan Guillon pero aún muy pequeñas para entrar en combate, eran nietas de Duvall, de su hija Marcela, Zoe tenía quince años y Althea trece, ¿qué hacían en el cementerio?, esa era una pregunta que se hacía siempre su madre, lo cierto es que pasaban allí casi todas las tardes desde la muerte de su abuelo, pensaban que tal vez de tanto desearlo su espíritu aparecería y las seguiría protegiendo, lo extrañaban demasiado, el mayor criminal de la ciudad era también un hombre tierno y dulce con sus dos más grandes tesoros, ellas.
-No seas tonta Thea, ¿Quién nos diría algo?, ¿aquí no hay nadie que pueda hablar?, no te has dado cuenta que están bien muertos y sin cabezas jajajjaj –la irreverencia de Zoe contrastaba con la seriedad de su hermana, era rebelde y osada, Althea era en cambio sensata y calculadora, precavida pero nunca cobarde. Duvall tenía grandes planes para ellas, casarlas con príncipes tal vez, hacerlas reinas algún día de algún país extranjero y así tomar control del continente- vamos la tumba de la reina Leda, ¿sabias que era nuestra pariente?
-Si lo sé, ¿qué te crees que la única que escuchaba al abuelo eras tú?, tonta, ahora vámonos, madre debe de estar preocupada.
-Madre debe estar con su “consejero”, así que tranquila que de nosotras se acordará a la hora de la cena, ¿Qué piensas si entramos, dicen que está embrujada, no me importa, total ya tenemos demasiados conjuros encima con todo lo que le han deseado al abuelo? Jajajjajaja ¿Qué importa uno más?
-¿Para qué me preguntas si igual vas ha entrar y yo te seguiré para asegurarme de que no te mates?, ya valiente abre la puerta.

Entraron al mausoleo por una rendija que había entre la escalera de la parte trasera y la pared. La humedad se sentía en todo el ambiente, la fría tumba estaba descuidada, sucia, oscura, las arañas habían hecho su hogar de ella, en el centro estaba el sarcófago imposible no reconocerlo, la rosa y el puñal.

Althea leyó en vos alta la inscripción de la misma:
“Hic jacet Regina Leda Lantinori domus. Resquiescat in pace Rosa”[3]

-Dicen que era hermosa, más que cualquier otra princesa o reina del mundo, y era terrible, sanguinaria, que era bruja –decía casi con orgullo Zoe de su ancestral pariente- somos descendientes de reyes Althea ¿por qué diablos los San Mauricio están sentados en el Palacio de San Andrés?, ¿por qué su halcón dorado está en todas las enseñas oficiales y la rosa y el puñal olvidados, llenos de polvo y telas de arañas, en una tumba? –su voz se quebraba, ella entendía la lucha de su abuelo.
-Nosotras no somos de los Lantinori Zoe, esa casa se extinguió, los Guillon no tuvieron la capacidad de obtener el trono que les correspondía, esa es la verdad, llora y patea lo que quieras, esa es la verdad. Además te olvidas del rey Bastian, su hijo.
-Si me olvidaba del gran rey Bastian, según el abuelo lo único que hizo fue gastarse el dinero de la corte en fiestas, que era un bueno para nada –dijo con un gesto de asco
-Ya, es posible pero igual fue el heredero de Leda, no hay más –mientras hablaba se apoyó en la estatua de mármol de Leda y esta se movió un poco de la base, parecía que iba  a caerse, Althea saltó para alejarse y empujó a su hermana para alejarla también del peligro.

Cuando se levantaron se acercaron a la estatua para ver que tan dañada estaba, encontraron una caja de cristal que se había roto, Althea la tomó y sacó de ella un libro, Zoe se lo arranchó de las manos y limpió el polvo de la tapa, la humedad no había hecho mella en él. “El libro de las almas perdidas. Los secretos revelados a los elegidos. Eleazar Vlassov”, se miraron en silencio, no podían articular una sola frase, sin saber a ciencia cierta que es lo que tenían en sus manso intuían que era algo importante y peligroso. –Vámonos Zoe, ya es demasiado por una sola tarde, lleva el libro contigo.
-¿Qué haremos con él? –su voz tenía un tono de duda y sorpresa.
-¿Y me lo preguntas tú?, tienes en tus manos el secreto de tus enemigos.
-También son tus enemigos hermana.
-No, yo no tengo enemigos, eso te lo dejo a ti, mi belicosa hermana mayor.

Ya había pasado una semana y las hermanas Duvall estudiaban cada uno de los conjuros y hechizos del libro, además estaban los árboles genealógicos de todas las familias nobles del reino y de los reinos vecinos, Zoe prestaba atención a cada detalle, a cada línea. Althea si bien quería parecer indiferente no lo era en realidad, algo dentro de ella había despertado, de repente sintió que en realidad los Vlassov si eran sus enemigos, los que habían, desde las sombras, convertido a su familia en unos parias dentro de la corte, ellos los Guillon.

Balthazar se había estado sintiendo mal desde hace unos días atrás, no podía dormir tenía pesadillas recurrentes con el viejo libro, el libro, pero si hace siglos que está enterrado, no es posible, pero Eleazar en los sueños está furioso, ¿qué habéis hecho?, me grita y señala la tumba y luego dos niñas, mirando el libro y conjurando a los demonios del pasado, si son niñas esos ojos son inocentes aún, qué me está pasando. Esa tarde decidió ir al mausoleo de Leda, no había pisado el cementerio desde ese día, se juró no volver a menos que sea para ser enterrado, pero su angustia lo dominaba, entro con la vieja llave de hierro, el olor a humedad golpeó su rostro, cuando se recuperó vio la estatua rota en el piso, su corazón se aceleró, galopaba como caballo en plena huida, la caja rota en el suelo, el libro no está.
-Bernardus, ha pasado lo que tanto temía –la voz a través del teléfono sonaba entrecortada y agitada.
-¿De qué hablas?, aclárate quieres, estoy ocupado.
-El libro de Eleazar, no está –cortó sin decir más, subió a su auto y salió rumbo a la ciudad de Piro.

Zoe y Althea estaban frente a una fogata hecha en el jardín de su madre, estaban a punto de recitar el conjuro de La fuente de la inmortalidad, tenían todo preparado, la daga de su abuelo, rosas blancas y negras, mechones de sus cabellos cortados y anudados con una cinta azul:
Debéis preparar todo, la fogata será hecha en noche de luna llena, y la sangre será obtenida con el filo de un arma que haya matado a alguien, rosas blancas y negras serán la ofrenda, los cabellos de los elegidos en mechones cuidadosamente atados por una cinta de seda azul y luego dirán en voz alta la oración tres veces. Recordad que este es un conjuro poderoso e irreversible, el elegido sentirá frío y luego mucho calor, habrá muerto y vuelto a la vida, será invencible.

“Entrad en mí con el alma llena de luz. El fuego bendecirá la sangre a mí entregada. Tu cuerpo ya no te pertenece, ahora es de la noche eterna. Sin tiempo serás. Solo la espada sobre la garganta cercenada te devolverá a mí.”

-Estás segura Zoe de esto, después de esto no hay vuelta atrás.
-No me importa, tú has lo que quieras, yo me convertiré en inmortal, el abuelo lo hubiera querido así.

Un ruido las hizo asustar, detrás de los arbustos estaba Balthazar Vlassov, con su espada desenvainada, se acercó a ellas, con la mirada fija en el libro, suspiró de alivió al ver que no habían completado el ritual. –Esto no es un juego para niñas, dame el libro y aléjate del fuego, pueden hacerse daño –ellas retrocedían sin dejar de mirarlo, lo reconocían era el hombre que aparecía en los espejos del atrio cuando hacían algunos de los conjuros.
-¿Han estado jugando con él verdad?, he sentido los estragos, el libro que tienen en sus manos está muy unido a mi familia, y al parecer como fui el último que lo usó para conjurar, todos sus hechizos van directo a mí, suerte la mía ¿verdad? –intentaba sonar relajado y no asustar a las niñas.
-¿Y quién eres tú?, es cierto hemos visto tu rostro los espejos cuando practicábamos con el libro, ¿eres un Vlassov acaso?, si es así prepárate para sufrir las consecuencias, yo soy Zoe Duvall Guillon, y no le temo a ningún ruso –su voz era segura, pero sus piernas temblaban.
-Yo soy Althea Duvall, su hermana, y la verdad es que este ya no es su libro, nosotras lo encontramos y pensamos hacer uso de él, así como ustedes lo han usado durante siglos para atacar a nuestra familia –Zoe se sorprendió de que su hermana tomará partido por ella.
-Así que son las nietas de Duvall, hacen honor a su nombre, pero ni siquiera él las hubiera dejado usarlo, están manchando sus almas con cada conjuro, están entregándose a cosas que no conocen, ¿quieren ser inmortales?, ¿quieren quedarse de, qué edad tienen doce?
-Yo tengo quince y ella trece –dijo Zoe desafiante- no intentes engatusarnos, no hay manera de que te lo demos, es nuestro y el trono también lo será -miró a su hermana y vio que la duda empezaba a llenar sus ojos- no le creas Althea, es el enemigo.
-Pero tiene sentido, desde que empezamos con esto no podemos dormir bien ni comer bien, escuchamos voces todo el tiempo que hablan en idiomas extranjeros y vemos sombras, y si nos hacemos inmortales, no podríamos crecer, “habrá muerto y vuelto a la vida, será invencible”, Zoe no se trata de creerle a él o no es lo más lógico. Pero tampoco será de nuevo tuyo Vlassov, no gratis al menos.
-¿Qué me quieres pedir, pequeña? –dijo condescendiente.
-Mi madre perdió todo cuando mi abuelo fue asesinado, el clan no le perdonó que haya muerto en manos de Santino, de uno de los nuestros, lo consideraron deshonroso, muerto por su propio alumno en una gresca sin mayor importancia –se dio cuenta de la sorpresa que reflejaba el rostro de Balthazar- si ¿quién creían que lo había asesinado?, fue Santino, no lo culpo yo hubiera hecho lo mismo en su situación, el hecho concreto es que mi madre y nostras estamos viviendo de lo poco que dejó el Dr. quiero que me asegures que nos protegerán.
-¿Y confías en que lo haré?
-No, pero sé como atarte a tu promesa, está en el libro, y con eso te lo entregaré para que hagas de él lo que quieras, poco me importa.
-¿Qué dices?, tenemos un trato o que –Zoe seguía desafiante.
-Está bien, busca el conjuro de atadura, ya está el fuego y la luna es propicia.

Cuando empezaban a prepararlo todo, Balthazar sintió un golpe detrás de su cabeza que lo hizo perder el equilibrio y caer al suelo, eran Bernardus, Zarina y Gina. Las niñas se quedaron sorprendidas y fueron aprisionadas por las generales de Vlassov. Bernardus tomó el libro y lo guardó en el auto, luego volvió a la fogata. Balthazar ya estaba de pie, aún aturdido y preocupado por Zoe y Althea.
-Ellas son las que robaron el libro, unas niñas, ¿por qué te demorabas tanto?, no podías golpearlas tomar el libro y luego acabar con ellas, no podemos dejar rastro, si han leído el libro y conocen los secretos deben morir.
-Son las nietas de Duvall –decía tomándose el cuello adolorido.
-Podrían ser las mismas princesas de Piro, y su suerte sería la misma –su mirada estaba llena de furia
-Bernardus es cierto son unas niñas –Gina se mostraba sorprendida de la severidad de su mentor.
-Me trae sin cuidado, si no quieren hacerlo ustedes será, mi turno entonces, -se abalanzó sobre ellas y de repente el fuego de la hoguera creció impidiendo que las alcanzará, el viento comenzó a agitar las ramas de los árboles con fuerza y las nubes cubrieron la luna dejando la noche en completa oscuridad. De las profundidades del fuego salió una voz familiar para ellos –Yo no soy un asesino de niños, nuestra casa no es una guarida de criminales, Bernardus en qué has convertido mi nombre y mi enseña- Bernardus no dejaba de mirar para todos lados, no podía ser cierto no podía ser, Eleazar.
-Quémate en tu propia hoguera, dolzhny stradatʹ ot posledstviĭ[4] -sonó un trueno y todo quedó en silencio.

Las niñas estaban abrazadas una a la otra, sentadas en el suelo, el fuego volvió a la normalidad y la luna se despejó de las nubes que la cubrían. Balthazar estaba de pie mirando lo que quedaba de su hermano, cenizas solo cenizas, Gina y Zarina no pudieron contener el llanto y la desesperación las embargó, Bernardus muerto, ¿qué magia era esta?, ¿quién era aquella alma tan ofendida?, ¿qué hacer ahora?, las preguntas se acumulaban en sus mentes pero no salían de sus bocas. Balthazar se volvió a las niñas las miró con cierta ternura.
-Ahora estarán bien, olvídense del libro y de los conjuros, ustedes no son brujas, lo sé ahora, Eleazar no habría roto su descanso eterno por unas almas perdidas, era imperativo evitar que se condenaran y murieran. En cuanto a tu pedido Althea, no te preocupes, ya estoy atado a ustedes.
-¿Cómo llegaste a nosotras Balthazar?, tengo esa duda –preguntó Zoe, intrigada y asustada.
-Porque el libro me guió a ustedes, yo también ví sus rostros y este jardín en mis sueños, tranquila no ocurrirá más.

Los tres Vlassov se dirigieron al auto de Bernardus en silencio, Gina buscó el libro y no lo encontró -¿Tú crees que desapareció así nada más?
-Si Gina así nada más igual que Bernardus, así que mejor olvídate del libro, Zarina conduce a las montañas azules y me dejas allí, necesito estar solo un tiempo –Dijo con impaciencia Balthazar.
-Claro, no hay problema, mañana nosotras nos encargaremos de avisar al clan, diremos que partió junto a sus ancestros de manera honorable.
-¿Por qué mentir Zar? –Preguntó entre distraída y perpleja Gina.
-Nadie debe saber de esto, nos vendríamos abajo, la casa Vlassov seguirá en pie con Bernardus o sin él, incluso si tu Balthazar decides alejarte, quedamos otros rusos más que defenderán la causa y la corona de San Mauricio.
-Y el poder, mi inspirada Zarina, el poder, es cierto, no hay más que hacer –Gina miraba por la ventana mientras decía esto, Blathazar mientras tanto ocultaba su rostro, estaba llorando no había duda.
-¿Las niñas se estarán quietas?, ¿qué te piensas Zar, debemos vigilarlas por un tiempo verdad?
-No harán nada de eso, déjenlas en paz, cuando apareció Eleazar, su voz me dijo cosas por venir, solo a mí, y a ustedes no les importa lo que me ha dicho, pero ellas son intocables, entienden, ni un cabello de ellas será arrancado, ni las atormentaran, ahora yo soy el jefe del clan y harán según he dicho.

Siguieron el camino en silencio, ya estaba amaneciendo y el azul de las montañas era un espectáculo hermoso, los tres sabían que ya nada sería igual.

Fin



[1] “Hermano creo que estamos condenados”
[2] “Calma Balthazar yo nos protegeré a ambos”
[3]Aquí yace la reina Leda, de la casa Lantinori. La Rosa descansa en paz”
[4] “Debes sufrir las consecuencias”

4 comentarios:

  1. Cada vez me apasiona más ¿Qué hará Balthazar ahora? misterio misterio. Ese giro mágico con Eleazar esta interesante.

    Algo que me gusta es que Balthazar tiene su lado positivo (ejemplo con las niñas) y el negativo como cuando critica que su hermano meta hijas del pueblo al clan...

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  2. Hola Marlene, gracias por los comentarios, si es verdad Balthazar después de todo es un hombre con defectos y virtudes, también a mí me gusta el personaje.
    un beso
    Nita

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  3. Que interesante se ve la evolución en cuanto a la técnica narrativa, te felicito, lo único que faltó fue un poco de sangre!
    FM

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  4. me encanta el manejo del tiempo....eres un éxito!!! LIVA

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