sábado, 4 de septiembre de 2010

La canción de Leonor

Ana Alemán Carmona


Es una fría mañana en Piro, la guerrera y su espada ensangrentada. Leonor veía como los enemigos se desplomaban ante sus ojos, la sangre salía de sus cuellos cercenados, como chorros de agua infinita, ella tiene la mirada fría, fija en la sublime escena, como tantas otras donde su espada ha salido vencedora. Los demás la miran asustados, consternados, ¿cómo pudo hacerlo? Los ha matado a todos en medio del patio de la facultad, sin dudar arrasó con los enemigos, camina lentamente hacia la puerta, no intentan detenerla, la calle está aún mojada por la lluvia de la mañana, monta el caballo que la espera, ahora deberá huir de ese lugar. Todas sus esperanzas de una vida normal han sido arrancadas junto con las cabezas de los del clan Guillon, qué le puede esperar, esconderse durante mucho tiempo antes de poder volver a su amada ciudad.


Un siglo después…

La Dra. Tedesco está a punto de empezar su clase de literatura en la universidad San Mauricio, aparece con un aura de superioridad que sus alumnos resienten pero en silencio admiran, a ella no le importa nada de lo que puedan decir los demás, ella es el centro del universo, de su universo, el sol en medio de las sombras grises de los habitantes de esta ciudad, detesto esta situación, pero estoy confinada a seguir así por el resto de mi vida. Hay algo misterioso en ella, en sus ojos profundamente negros, con su rostro tan pacífico y distinguido.

-Buenas tardes señores mi nombre para los que no lo conocen es Claudinne Tedesco, para ustedes Dra. Tedesco. Entiendo que han decidido inscribirse en mi curso por que tienen interés en la literatura y sobre todo por que están calificados para sobrellevar las asignaciones del curso. Si solo lo tomaron por que les dijeron que un curso de literatura era fácil de aprobar y con ello conseguirían los créditos extras que necesitan para acabar con cualquiera que sean sus carreras, cosa que me tiene sin cuidado dicho sea de paso, pueden salir por esa puerta en este instante -decía en un tono seguro pero sin darle tanta importancia a sus interlocutores- Si aprovechan el curso quien sabe es posible que alguno de ustedes gane algo de sabiduría para el fin del semestre. Sino, estarán en la lista de reprobados y si han hecho su tarea saben que mi record es formidable en ella, ah otra cosa no pretendan que recuerde sus rostros menos sus nombres, yo amo la literatura, para no tener que amar, menos lidiar con la gente, se preguntan entonces que hago enseñando si no me gusta la gente, pues resulta que soy un genio en la materia y ustedes son afortunados de estar aquí conmigo. Punto.

El aula quedó en silencio, ¿qué pasó?, se preguntaban, Claudine tenía fama de dura pero no de arpía, es más era una de las maestras preferidas de la facultad, lo que sea que haya pasado entre el semestre pasado y este era crucial para entender ese comportamiento tan errático de la Dra. Tedesco.

-Saquen sus libros y vayan a la página dieciocho, vamos a revisar un episodio maravilloso de la historia de San Mauricio, “La canción de Leonor”…

En medio del salón estaban sentadas Leila, Anjou, Gina, Zarina y Lina, las cinco Vlassov, siempre estaban juntas, vestidas en el mismo estilo y con las miradas perdidas en la maestra que supuestamente las podía ayudar a entender secretos importantes, necesarios según el Dr. Vlassov para poder cumplir con la próxima misión que les asignaría. Bernardus Vlassov es el patriarca del clan del mismo nombre, los rusos, como son conocidos en Piro no solo están encargados de la seguridad del trono de San Mauricio, sino de otros trabajos menos honrosos pero igual de útiles a la corona real.

-Abuelo no sé cuál es la necesidad de estar en la clase de la Tedesco, ¿Qué puedo aprender de una ególatra que vive metida en sus libros? -le reclamaba en un tono altanero Lina a Bernardus durante la cena, las demás permanecían calladas, no se atrevían a reclamarle o cuestionarle cosa alguna, él era su mentor, su protector, permanecían quietas mirando sus platos mientras Luna no despegaba los ojos de Vlassov- vamos ahora me dirás que hay una buena razón que deberé descubrir.
-Sí la hay -dijo de forma cortante antes de pararse de la mesa- y es trabajo de ustedes comprender esa razón, además aprender algo en clases no les vendría mal -mostraba esa sonrisa sarcástica, amaba a esas cinco, eran sus joyas, las mejores guerras de todo el reino, las mejores que nunca hubiera entrenado, pero no sabía manifestarlo, salió al jardín dejándolas solas.
-¿Cuál es la razón Lina?, diablos que me dan unas ganas de reventarte a golpes por tonta -decía masticando su filete con rabia Anjou la más joven de todas.
-Tedesco ha sido parte del clan Valssov, igual que nosotras, no puedo creer que no se dieran cuenta, el libro que sacó en clases es igual a los que tiene el Dr. en su biblioteca, son ejemplares únicos -dijo resueltamente Zarina de repente a sus compañeras.
-¡Guao que genio!, ¿y lo sacaste por el libro?, sigues hurgando en los baúles del atrio verdad -le increpaba Leila a su hermana- así que deja tus poses de genio y dinos que sabes.

Al otro lado de la ciudad Claudinne no dejaba de caminar en círculos por su habitación. No puedo tolerar saber que él ha regresado a mi vida, se supone que murió igual que los otros aquella mañana, yo lo vi caer, ya ha pasado un siglo pero mi memoria no me falla, él murió, no, no, ¿cuál fue el error? Ahora Bernardus me envía sus mejores pupilas para vigilarme, no soy idiota, ¿estás pensando que perderé el control verdad?, que volveré a ceder ante mi ira, el tiempo no pasa en vano, no soy la misma Leonor, puedes estar tranquilo, sé que Marcelus está vivo, ¡oh sorpresa!, lo sé desde hace dos meses y no he hecho nada, he respetado el pacto Bernardus, pero si me busca no me dejaré matar, no me importará que mi doble vida quede en evidencia, ¿por eso tus pupilas verdad?, ¿la vida de quién quieres preservar Vlassov?, ya no confió en ti, ya no confió en nadie...

-¿Leonor, la Leonor de los cuentos, la que mató a los Guillon, no juegues? ¿Qué dices? -Lina igual que las demás no salía de su asombro.
-El Dr. Vlassov no es el único que llegó a alcanzar la inmortalidad, Leonor de Argento, también, lo tenía merecido luego de la victorias que logró defendiendo a la corona -Zarina relataba la historia como si de un hecho cotidiano se tratará- pero ha vivido oculta por obvias razones.

Estas razones no tenían que ver con al inmortalidad, un hecho bastante conocido en este país, la magia antigua estaba reservada para unos pocos elegidos, claro que si la espada decapitaba al elegido no había más después de eso. No, Leonor cambió de identidad por que los Gillion la buscaban para vengarse por la muerte de uno de sus candidatos al trono, otro inmortal –ahora debemos protegerla, la han descubierto, su disfraz no ha sido tan bueno, después de todo el ego ha sido su mayor traidor -la tarea no estaba completa, Zarina no sabía toda la historia del pacto entre Leonor y Bernardus, ella no debía volver a matar a un Guillion más y estaba obligada a permanecer dentro de los muros de la ciudad, estaba castigada por atacar a los franceses durante una tregua, quebrando así la paz e iniciando una de las guerras más sangrientas en la historia de la ciudad de Piro. Ellas debían evitar que se quiebre el pacto o las consecuencias serían terribles.

Dos noches más tarde ya de madrugada Leonor escuchó un ruido venir de su jardín, supo de inmediato entonces, que era hora de volver a enfrentase Marcelus, hasta ahora no entendía como no pudo acabar con él en batalla, lo cierto es que Marcelus era un elegido, un inmortal, y tenía sed de venganza. Salió al jardín con su espada desenvainada, dispuesta a combatir a muerte otra vez, hace tanto que no siento esta angustia maravillosa, estas ansias de antes de la batalla, te he extrañado tanto, si esta es la que soy…

-Bienvenida a la vida otra vez Leonor -desde el fondo del jardín apareció la figura de Marcelus, lucía decidido e intimidante- o debo decir Claudinne, ¿de dónde sacaste ese nombre, no te hace justicia, pero debo reconocer que se hizo difícil dar contigo, ahora estás lista para morir?
-No cantes victoria, y que quede claro que has sido tú quien ha venido a buscarme, no me atán más pactos o promesas…ahora me aseguraré de cortar tu cabeza para completar mi colección.

Empezaron a pelear apasionadamente, no se daban respiro las idas y venidas, el choque de espadas rompía el silencio de la noche, lucharon hasta el amanecer, -te ves cansada, y yo como nuevo -se jactaba el gran Marcelus.
-Todavía no aprendes, grandísimo idiota, yo no me cansó nunca, yo no fallo jamás -se abalanzó sobre su enemigo con más furia que antes.

Cuando llegaron las cinco Vlassov para su ronda de vigilancia habitual encontraron a Leonor sentada frente a un cuerpo decapitado, esta vez Marcelus no había podido escapar, por fin después de cien años podría dormir tranquila, sin máscaras, sin disfraces, sin nombres falsos.
-Llegan tarde, el pacto se ha roto –comenzó a reír de manera descontrolada hasta que el llanto lleno sus ojos, miro fijamente a las cinco jóvenes que parecían desconcertadas- Sé lo que esto significa y después de tanto tiempo ya no me importa.



Fin

15 comentarios:

  1. Me ha recontra re encantado
    Lo mejor es esa mescla de pasado mítico con duelos de espadas y al mismo tiempo un ambiente moderno, actual, es algo muy especial, nunca había visto algo así
    ¿cuándo podré escribir yo así?
    Ana: ¿En que nivel del taller estás? ¿Cuándo publicas otro cuento?

    saludos

    Josefina

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  2. muy muy lindo me encantó, esa guerrera tiene algo de Shena y de Julieta de modernidad y renacimiento, no sé, me gusta espero pronto escribir como tú

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  3. Hola gracias por los comentarios, recien los he leido ya que he estado aprendiendo a usar el Blog jejej. sus palabras me alientan, llevo ya algún tiempo en el taller, estoy en el segundo nivel o tercero, y no saben como me ha apoyado a mejorar mi estilo,un abrazo y ya espero por leerlas a ustedes!!!!
    ana

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    1. Katherine Ramirez16 de enero de 2012, 7:57

      Hola Anita te felicito, estuve leyendo el cuento y me gusto mucho,deseo mucho exitos en tus demás cuentos.
      besitos

      Katy

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  4. Asombro, angustia, curiosidad, sorpresa y tantos otras sentimientos a flor de piel al leer esta historia tan inusual,creativa, apasionante y envolvente que en nada se parece a un cuento de hadas a los que nos tienen acostumbrados!Gracias Anita por hacernos vibrar y emocionarnos!
    Frida Morcia.

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  5. mi estimada Anita, me encantoooooo¡¡¡¡ te lo he dicho muchas veces. Ademas que se que estas historias no escapan mucho de la realidad y tu sabes que me siento parte de tus historias jejejeje. Un besito y muchas felicitaciones. Eres una excelente cuentista jejeje.
    Guisella (Alias Gina jajajajajaja)Besossss

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  6. Chicas gracias!!!! un besote enorme a todas,

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  7. Gracias Katty!!! un besote
    Anita

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  8. Mi querida Anita: me encanto la primera vez que lo leí y ahora estoy orgullosa que lo hayas publicado. Apurate y saca los demás.
    Tu socia Zarina

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  9. Que tal imaginación me quedé alucinando, jajajajaja! buenazo, pon más! Paolo B.

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  10. Increible!! Demasiada imaginación junta, quede impactada!!! Claudia

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  11. A veces como quien no queire la cosa se ecuentran propuestas interesantes , que vale la pena leer....la Dra. Tedesco, no se a quien me hace recordar.....
    Bien ahi! Luchin

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  12. Mind freak! batalla sangrienta en la Facultad? espadas, sangre, asu que brava,te inspiraste en una pelicula de Tarantino.? Jossy

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  13. Quiero leer más de ti,¿Cuándo publicas otra tragedia, perdón novela? no en serio, eres muy buena y muy creativa, se nota el talento, felicidades! Julisa Mendoza.

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  14. felicidades por el cuento. No es frecuente leer este tipo de historias, lo has hecho con mucha maestría.

    Me conecté desde el primer párrafo y la revelación de la falsa identidad fue una gran sorpresa.

    Saludos

    Anthony Velarde Arriola

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