Hoy hablaremos de la primera novela de Thomas Mann publicada en 1901.
Como
siempre, lo haremos no contando la historia (para no malograrles la diversión a
los que todavía no la leen), sino fijándonos en aquello a lo que, como
escritores, conviene que prestemos atención para utilizar en nuestras obras.
Publicada
en 1901, Los Buddenbrook relata la decadencia de una familia a lo largo
de cuatro generaciones.
—Lo
primero que como escritores vemos aquí de aprovechable es que, si se desea
narrar una historia que dure alrededor de cien años, conviene crear una familia
y narrar la historia de varias generaciones. ¿Por qué? Porque toda historia
gira en torno a personajes, y difícilmente un solo personaje vivirá cien años.
No por nada García Márquez creo a la familia Buendía para a través de sus
sucesivas generaciones narrarnos cien años en la historia de Macondo.
—Lo
segundo que como escritores podemos aprender de esta novela es que si queremos
hablar de la sociedad, debemos encarnar sus males y virtudes en personajes
concretos. Así, por ejemplo, Mann plantea la idea que la burguesía comerciante alemana
surgida en el siglo XIX decaerá y será remplazada por la burguesía industrial y
financiera del siglo XX. Según Mann esto es debido a que sus miembros, que
venían de familias pobres, luego que mueren los fundadores de las fortunas, las
siguientes generaciones (que nunca conocieron estrecheces económicas) empiezan
a dedicar menos tiempo a incrementar sus ingresos y más tiempo a la búsqueda de
la felicidad. ¿Cómo se ve reflejado esto en la novela que nos ocupa? Las dos
primeras generaciones de la rica familia Buddenbrook están dirigidas por serios
hombres de negocios desinteresados de todo lo que no esté directamente
relacionado con el incremento de la fortuna. En las dos últimas generaciones de
la familia Buddenbrook, en cambio, mientras la fortuna familiar va decayendo
paulatinamente, unos se interesan en la música, otros en la lectura, y alguno
simplemente intenta vivir la vida alejado de ataduras laborales. La suma de
esto llevará a unos a la depresión, a otro a la locura y a toda la familia a la
ruina económica.
—El tercer y último elemento sobre lo que queremos llamar la atención en esta novela es el uso del leitmotiv. Esta es una técnica literaria que consiste en introducir un tema recurrente que servirá como hilo conductor de la novela, estructurándola, impregnándola de sentido y ayudando a despertar y mantener el interés del lector. En el caso de Los Buddenbrook el leitmotiv son las constantes referencias veladas, a lo largo de toda la obra, a los sentimientos de la protagonista, Antonie (Tony) Buddenbrook, por Morten, a quién conoció durante unas breves vacaciones de verano en un balneario al que acudió intentado alejarse del hombre con el que sus padres la querían casar.
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