lunes, 26 de julio de 2021

Mi enemigo secreto

Ricardo Sebastián Jurado Faggioni


Vanesa tiene catorce años, rubia de ojos azules, delgada y de estatura mediana. Vive con Antonella una señora cuarentona, robusta y alta. Pasan tiempo juntas; van de compras, ven series o películas en Netflix, le ayuda a resolver las tareas. El padre de ella se llevó a la hermana mayor debido a que empezó a ser violenta con la familia, hospitalizarla en un centro psiquiátrico no le parecía una gran idea porque la amaba, por este motivo se separó de su esposa Antonella, también esperaba proteger a la menor.

Para Vanesa enfrentar un nuevo colegio es un desafío, le ha costado relacionarse con los compañeros de clase, anda con un libro por los pasillos y escucha música en todo momento. Además, le gusta pasar desapercibida, sentarse en la última silla del aula.

Ella siente fascinación por los números. Una chica se le acerca para pedirle ayuda, posee dificultades en la materia.

—¿Cómo te llamas?

—Soy Vanesa.

—Tengo problemas con las matemáticas ¿me podrías enseñar?, sé que eres excelente en esto.

—Por supuesto.

—¡Nos vemos en el tiempo libre!

El timbre sonó, la sensación de libertad es única, Carolina es risueña, alegre y enérgica. Tiene ojos oscuros y pelo negro. Después de ese día se hicieron amigas. El ciclo de la secundaria estaba por llegar a su fin, cuando Vanesa cumpliera los diecisiete, una verdad se le revelaría.

Vanesa cumplió dicha edad, conoció a un chico que se llama David, él es mayor por un año, está en la banda de rock del colegio. Es atlético, tiene los ojos azules, siempre anda con una camiseta de la banda británica Iron Maiden. Tiene un mejor amigo que se llama Matías, él es rubio y de contextura gruesa.

Vanesa y David llevan saliendo dos meses, para que Matías no esté solo, le presentaron a Carolina. Una tarde los cuatros van a comer a un restaurante. Este era amplio y con paredes blancas. Vanesa nunca perdió la costumbre de sentarse al último, estar en ese lugar no iba a ser la excepción.

Con David empezó a perder la timidez, para obtener confianza contó sus miedos, anhelos, sueños a sus amigos en el restaurante.

David antes de irse a dormir empieza a escribir una canción para Vanesa. Sin embargo, recibe un mensaje de texto. La relación debe terminar, no me imagino un futuro contigo.

Al principio no podía creer lo que leía, vio la foto del perfil, era su novia. Al llamarla el teléfono suena apagado. Por un momento sintió ira, para calmarse, le pidió a Matías que vaya a la casa de él.

—¿Seguro qué Vanesa te terminó?

—Sí, no lo comprendo, hace un par de horas estábamos bien.

—Ustedes estaban perfectos.

—¿Qué hago?

—Conversa con ella mañana.

Esa misma noche, Carolina observa una carta en el escritorio. He sido tu amiga por lástima, espero que repruebes en matemáticas. A ella las lágrimas se le empezaron a salir, su madre que iba a entrar al dormitorio, verla triste le preocupó y decidió abrazarla.

Valentina sintió pena al separarse; su papá la iba a cuidar para que ella cumpla con un tratamiento especial. A veces para entretenerse usaba la red social Facebook. Investigó la vida de Vanesa, se dio cuenta que tenía amigos. Sintió celos, envidia y enojo. Decidió vengarse de Valentina por tener lo que deseaba. Fue cuando le escribió a David para terminarlo, posteriormente envió una carta a Carolina por medio de una empresa de mensajería.

Temprano en la mañana bajó a la cocina a desayunar, Antonella le preparó lo que más le gustaba: un sándwich de huevo y tocino. Estaba entusiasmada, iba a ver a sus mejores amigos. Sin embargo, al llegar al colegio fue como si le hubieran dado una puñalada en la espalda. Ni David, ni Carolina la fueron a buscar, no comprendía el motivo. Entonces observa que Matías está en el patio de comida.

—¿Por qué David y Carolina me evitan?

—Ayer después de la salida por un mensaje de texto le terminaste a David.

—No es cierto, ayer me fui a dormir y no cogí el teléfono.

—Muéstrame el chat con David.

Ella le enseñó la conversación que tuvieron hasta ir al restaurante, no comprendía lo que estaba pasando. Alguien te está haciendo daño, más tarde converso con mi mejor amigo. Tú salva tu relación con Carolina.

No sabía qué cosas le habrá dicho este desconocido a Carolina, pensó que fue algo hiriente para que no le hablase. Esta semana tocará rendir el examen de matemáticas, estaba preocupada, si no se esforzaba por obtener el mínimo reprobará, por ende no se graduarán juntas. No se le venía a la mente quién podría hacerle daño, era la hora de volver a clase, estuvo a lado de su amiga. Ni siquiera se movió para mirarla.

Al salir del aula Vanesa confrontó a Carolina.

—¿Qué te he hecho?

—Me enviaste una carta despectiva, diciendo que nuestra amistad se acabó.

—Realmente crees que haría algo tan cruel.

—No sé de lo que eres capaz, me he puesto a estudiar sola, no te necesito.

—Déjame ver el recado.

Ella se lo mostró, abrió el sobre, no estaba escrito con pluma, sino alguien lo había redactado en una computadora para que no identificaran la letra. La única forma de negar esto era enseñando el ordenador que estaba en casa. Ambas fueron después del colegio, al cuarto de Vanesa, una vez prendido el ordenador le mostró los archivos que tenía.

—Te he demostrado que soy inocente.

—No lo sé, pudiste haber eliminado las carpetas de la compu.

—No es así, se están haciendo pasar por mí, ayer alguien le envió un mensaje de texto a David, diciendo que ya no lo quería.

—¿Quién sería capaz de lastimarte?

—No tengo idea, pero dame una oportunidad para ser amigas nuevamente.

—Estaré contigo, juntas descubriremos quien te desea el mal.

—Gracias.

En la noche una imagen que le llegaría al celular, cambiaría su mundo. El cadáver del papá de Vanesa se encontraba acostado en el piso. La madre iba a desearle la bendición para irse a dormir; cuando observa la extraña expresión que tenía su hija, le hace preocupar. Ella no podía hablar, le entregó el móvil, también se quedó impactada por aquella fotografía. 

Antonella con las lágrimas, va a la caja fuerte que tenía en el dormitorio. Le entrega un documento que decía Valentina. Vanesa al terminar de leer, se da cuenta que la hermana mayor sufre de esquizofrenia.

—Tengo que contarte algo.

—Dime.

—Hace algunos días alguien le mandó un mensaje a mi novio diciendo que terminamos y le entregó una carta ofensiva a Carolina, existe la posibilidad de que sea Valentina.

—Después de esa imagen, sería capaz de todo.

—¿Por qué papá murió?

—Posiblemente fue duro con ella, pensaba en curarla y de pronto ella perdió el control.

Una noche antes del crimen, Valentina se encontraba conversando con algunas de las voces que tenía en la cabeza.

—Tienes que asesinar a tu papá

—¡Jamás haré algo semejante!

—Tienes que hacerlo, es por el bien de nosotros, él desea borrarnos para siempre.

—¡Cállate!

El grito se escuchó en toda la casa, el padre dejó de trabajar para irla a ver.

—¿Qué sucedió, las voces de nuevo?

—Si, pero esta vez son más fuertes.

—Recuerda tú tienes el control.

Al decir esas palabras, la mirada de Valentina cambió, empujó fuerte al papá hacia una pared, el golpe que se dio lo dejó sin vida. Cogió el celular, le envió la foto del crimen a Vanesa para luego escapar.

Ella llegó al anochecer, tocó el timbre y salió Antonella.

—¿Mamá puedo pasar?

—Sí puedes, pero ¿qué te pasó?

Ambas se fueron a la sala. Valentina le comentó que un sicario había entrado a casa, ella logró huir. La mayor se dirigió a la cocina, aprovechó para escribirle un mensaje de texto a Vanesa para que no venga. Al revisarlo supo que su madre se encontraba en peligro. Como estaba cerca del hogar de Carolina, decidió buscarla. Al llegar le detalló que era la hermana mayor quien se estaba haciendo pasar por ella. Carolina le comentó que desde los diez años, su padre la había entrenado en artes marciales, también tenía cierto conocimientos en armas, especialmente en ballesta y cuchillos de caza. Ambas fueron a rescatar a Antonella. Una vez en la casa de Valentina, se separarían, Carolina usaría una escalera que estaba en el patio para subirse al techo e ir al cuarto de Vanesa, luego se acercaría a la agresora para sorprenderla con un tiro preciso.

Vanesa tocó el timbre, Valentina aparece, la hace pasar. Cuando ve a su madre amarrada a una silla, esperaba con ansias la llegada de Carolina. Su amiga siguió la planificación al pie de la letra. Entró al cuarto de Vanesa sigilosamente, preparó la ballesta, se dirigió a la sala para apuntarle al pecho. Ella se desplomó, con el cuchillo liberó a Antonella. Los vecinos, por el escándalo, llamaron a la policía. Valentina logró sobrevivir, pero la encerraron en un centro psiquiátrico, del que después de un año se escapó. 

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