lunes, 20 de abril de 2020

Diario de Ana Paredes y Arosemena


Marielena Delgado 


Departamento de Colombia* 02 de marzo de 1.871                       
Querido diario: Primero te voy a bautizar pues vas a ser mi único confidente desde hoy, ¿cómo te nombro? ¡Ah ya sé! ¡«Peludito»!, veo que tienes una llavecita para que solamente yo te pueda abrir y depositar mis confidencias en tus páginas.
Bueno eres un regalo de cumpleaños de mi padre. Te diré que hoy cumplí diecisiete años y tengo una familia ejemplar, me siento bendecida por ser parte de los Paredes y Arosemena. Mis padres me han dado una esmerada educación en el mejor colegio de la ciudad. Somos una familia numerosa, vivimos en una hermosa casona solariega en el Barrio San Felipe, mi madre dice: «Que pertenecemos a la más alta aristocracia de la ciudad». A pesar de que para mí lo más importante es que mis padres nos han sabido educar con valores muy sólidos como el amor a Dios, la lealtad, la justicia y, aunque haya suficiente dinero, dice mi madre «Hay que ser precavidos». Ahora que me presenté «Con formalidad», diría mi padre, te pienso escribir mis impresiones, dudas e inquietudes más profundas, ¡tus hojas serán las calladas cómplices de mi vida!
6 de marzo de 1.871
Querido diario, esta mañana hacía más calor que otros días y la humedad era sofocante. Me asaltó de pronto una inquietud inexplicable, como si estuviese destinada a conocer a un ser especial o que algo trascendental tenía que vivir, no lograba comprender esa sensación y compartí mi confidencia a Olga, mi paciente institutriz, ella me dijo, «Son intuiciones femeninas señorita, no se preocupe mucho». Previo permiso de mi madre me vestí con un fresco vestido campana color rosa, Olga me comentó: «Hoy está usted muy linda señorita», y yo «Gracias, Olga» e iniciamos el recorrido por algunas calles atestadas de comerciantes, luego fuimos al puerto a observar qué habían traído de nuevo, respire el agradable olor a mar y sentí la suave brisa que tanto me gusta y que atenuaba un poco el calor en esos momentos; cuando de pronto me llamaron la atención unos sombreros hermosos que están muy de moda. Me acerqué donde un joven agradable que conversaba con otros comerciantes enseñándoles su mercadería. Cuando ellos se retiraron, él se dirigió a mí estirándome su mano con aplomo y con una venia respetuosa y una amplia sonrisa en su rostro me dijo:
—José Eloy Alfaro Delgado, mucho gusto señorita.
—Ana Paredes y Arosemena, el gusto es mío —titubeé
Intercambiamos unas cuantas frases, me enseñó sus finos sombreros confeccionados en su país, Ecuador, en una pequeña ciudad, llamada Montecristi, de donde es oriundo. Su mirada es chispeante, su manera de hablar y ademanes demuestran una recia personalidad que me impactaron. Me confesó que era dueño de Alfaro y Asociados, compañía importadora de finos sombreros que hace algunos años logró formar en nuestro país y que, aunque no necesita ofrecer su mercadería, ya que en la actualidad tiene pedidos al por mayor, le gusta hacerlo para mantener el contacto con la gente y escuchar la opinión de las personas. «Con todo respeto, personas lindas como su merced». Me dijo y yo «Muchas gracias”. Todo cuanto me contaba me pareció muy interesante. Ya en casa le dije a Olga «Ahora aprendí que son las intuiciones femeninas de las que me hablabas».
07 de marzo de 1.871
Diario querido, no he dejado de pensar en aquel joven, no sé si eso será amor, pero siento que un calor me quema el rostro cada vez que lo recuerdo, temo que en casa se den cuenta. Deseo verlo nuevamente, conversar con él, ver su cálida sonrisa y sentir su mirada, estoy segura de que yo tampoco le soy indiferente. Mi corazón palpita más acelerado solo recordando su presencia.
15 de marzo de 1.871
No te he escrito algunos días, mi Peludito, ando algo inquieta desde el encuentro con ese joven, a los nueve días de haber conocido a Eloy tuve la oportunidad de verlo otra vez, ¡Ave María Purísima! Fue muy emocionante, sus ojos brillaron de emoción y me dijo lo mucho que había pensado en mí, que era capaz de ir a buscarme, pero no sabía exactamente donde… mientras hablaba me tomó de la mano y se fue acercando más hacia mí, yo sentía desfallecer, su proximidad era tanta que Olga, mi chaperona, tuvo que toser, él turbado se excusó diciendo que fue la emoción del momento y mientras hablaba no soltaba su mano de la mía, mientras yo temblando la fui sacando suavemente disimulando mi azoramiento. Desde ese instante no quiso separarse, nos dijo con un tono firme: «Por favor bellas damas permitidme acompañaros», y nos siguió a casa, pues quería conocer donde vivía para presentarse ante mi familia. Nos encaminamos pese al nerviosismo de Olga que insistía que mi madre reprobaría la visita de un caballero desconocido, que no se había anunciado y además que era extranjero.
—No se preocupe buena señora ya cumpliré con el protocolo y las normas familiares. Lo más importante ahora es conocer el domicilio de la señorita Paredes, mis intenciones son de absoluta seriedad.
—Sí Olga, no seas quisquillosa por favor —le contesté sonriendo a pesar de mi nerviosismo.
Llegamos a casa un tanto agitadas por la compañía, mientras caminamos me enteré de que tiene veintinueve años y es todo un experto en política, ha viajado mucho y conoce gente muy interesante. Ya en casa mi madre se sorprendió en primera instancia y luego sometió a mí nuevo amigo a un corto interrogatorio del que salió victorioso, además para mí sorpresa, consiguió la autorización para visitarnos nuevamente y presentarlo ante mi padre ya que juntos decidirían el permiso definitivo.
20 de marzo de 1.871
Querido Diario Peludito, ¡no lo podía creer! No sé qué hace Eloy pues consigue imposibles. ¡Estoy feliz!... Cuando expuso su procedencia con mis padres dijo que empezó como un comerciante de finos sombreros, trayendo y vendiéndolos, en un principio era solo un negocio familiar, luego por la gran demanda en estas tierras se pudo independizar y ampliarlo; así creó la compañía importadora, ahora a sus apreciados sombreros les llaman: Panama hat. Mi padre, muy serio lo escuchaba y de vez en cuando lo interrumpía para preguntarle alguna inquietud de acuerdo con su narración. Continuó Eloy diciendo que su padre Manuel Alfaro González, emigrante español, se casó con su madre, oriunda de Montecristi, su padre le enseñó el mundo de los negocios, el arte de la guerra y el amor a las libertades. Mencionó también que se encontraba en nuestro país en calidad de exiliado político, ya que en el suyo corrían vientos dictatoriales, y fue el cabecilla de una fallida revuelta contra el presidente Gabriel García Moreno, que está considerado como un tirano y que junto al clero tienen sumido al pueblo en la ignorancia, ¡en medio de una marcada desigualdad social y, ¡puedes creer, Peludito!, que cuando toca estos temas ¡su rostro se enciende y habla con vehemencia! Yo lo admiro y creo que estoy enamorada de él, pero te confieso que me atemoriza esa pasión algo loca de Eloy por la política, pues creo que es capaz de perder hasta la vida por sus ideales. Estaba algo nerviosa por la opinión de mi papá José María hacia mi pretendiente, ya que él es muy estricto en lo que respecta a las amistades, pero la conversación tan elocuente y sincera, los modales tan gentiles que observó en Eloy hizo que, ¡mi padre concediera el permiso para visitarme!, «Eso sí, siempre acompañada». Luego a solas papá me dijo: «Hija parece un buen muchacho, emprendedor e inteligente, solvente económicamente, pero me inquieta su ardor revolucionario y su trajinar político, dicha situación siempre tiene sus riesgos, estaré atento». Yo atiné en agradecer a mi padre, sorprendiéndome del poder de simpatía que irradia Eloy no solo conmigo, sino con el resto de las personas.
15 de mayo de 1.871
Querido Peludito, mi mundo cambió drásticamente a partir del seis de marzo que conocí a Eloy, me sigue gustando leer poesías, tocar el piano, pasear en las tardes frescas bañada por la brisa del mar con la fiel Olga, ¡pero nada se compara a los momentos que paso en compañía de mi Eloy!, que con la venia de mis padres ya fue aceptado. Mi admiración por él se está convirtiendo en amor. ¡Es tan tierno! Me dice: «Anita querida, ¡tiene usted los ojos más bellos que jamás he visto!», es muy delicado y cariñoso. ¡Además, muy inteligente! No sé qué más podría agregar. Sus ideas liberales y deseos de mejorar la calidad de vida de su gente me enternecen, al igual que los anhelos de igualdad y justicia, aunque también me invade cierto temor, como ya te he confesado. Su vida es muy interesante como sus viajes, un día me decía entusiasmado haber conocido en Washington a José Martí, otro día, a Antonio Macedo, jóvenes ilustres cubanos que luchan por los mismos ideales que Eloy.

08 de enero de 1.872
Peludito querido, os pido disculpas, pues te he descuidado un poco por tantos acontecimientos, pero ahora es muy importante contarte que ¡Eloy pidió mi mano y pasado mañana nos casaremos con el consentimiento de mis padres! Mi papá estaba un poco reticente, pero mi madre se encargó de convencerlo ya que ella desde el principio congenió con mi novio. ¡Estoy feliz!¡Emocionada y a la vez asustada!, pues sé la gran responsabilidad que me espera, convertirme en esposa de un líder político. Mis padres nos dieron su bendición, aunque antes mi padre le advirtió a Eloy: «Mi hija está preparada para llevar un matrimonio como Dios manda, pero siempre recuerde que ella es una joya preciosa y debe cuidarla como tal».

10 de enero de 1.875
Han pasado tres años desde que Eloy y yo contrajimos nupcias, fue un día muy significativo el diez de enero cuando unimos nuestras vidas ante Dios y con la venia del sumo Pontífice Edmundo López de la Catedral Metropolitana de Santa María La Antigua. Mi padre organizó una gran recepción con muchos invitados de nuestra parte y unos pocos amigos de Eloy, en su mayoría intelectuales, empresarios y unos pocos familiares. Todo salió perfecto, ¡No cabía de tanta felicidad! Querido Peludito, te he tenido abandonado por lo que te pido mil disculpas y en honor a mi aniversario de bodas te escribiré los días diez, cada vez que sienta predisposición para sentarme hacer un recuento de mi existencia. Vivimos tres años de relativa paz en nuestra ciudad, tuve mis dos primeros hermosos hijitos, Bolívar y Colombia, Eloy se dedica por entero a sus negocios, agrandó su empresa Alfaro y compañía aprovechando que nuestro país vive actualmente en bonaza económica por la construcción del canal, mi marido puede ayudar y expandir su comercio, tiene tres hermanos estudiando fuera del país, empieza a comerciar con Inglaterra, es agente de una línea de navegación alemana y tiene acciones en las minas de plata Corozal. No me puedo quejar, querido Peludito, Dios me ha dado un excelente esposo que suple todas mis necesidades materiales y emocionales más allá de mis expectativas. Sin embargo, esta relativa calma fue interrumpida cuando llegó la noticia: que el presidente García Moreno muere y mi querido esposo siente la obligación moral de regresar a su amada patria, sus coidearios lo esperan. Desde ese día se termina la paz para mí y Eloy empieza un intrincado periplo por la lucha política de su país. Sus reveses son tantos, que sus enemigos le han apodado «General de las derrotas». Llega a casa cansado y algo frustrado por las deslealtades, pero enseguida me dice: «Aún no me han vencido» y empieza a planificar otro golpe. A decir verdad, mi vida no es fácil, cada que se ausenta mi alma queda en vilo, empero lo amo y él me ama. Sabía de su gran misión desde que lo conocí. Mis padres nos visitan de vez en cuando y mi papá al despedirse acaricia tiernamente mi cabeza y me dice: «Hijita justamente esta vida apremiante era el gran temor que siempre tuve, Dios te bendiga».
10 de enero de 1.879
No sé cómo empezar me han pasado tantas cosas, pero comenzaré por abreviarte cuatro azarosos años de mi vida. Veo a Eloy como se desgasta hasta el cansancio y siento que debo seguir apoyándolo, gran parte de nuestra fortuna familiar se está usando para apoyar la sublevación armada. En noviembre del año pasado lo apresaron y debí acudir al cónsul de Colombia para que gracias a su intervención y a la defensa valiente de Juan Montalvo¹ soltaran a Eloy después de noventa y siete días de encierro. Se encontraba muy enfermo, reumático e hinchado, ¡Por Dios me impresioné al verlo! Hasta necesitó ayuda para caminar. Estuvo algunos días en reposo y se fue recuperando poco a poco.  Cada ataque suyo y de sus Montoneros (cuerpo armado de la guerrilla) era repelido y derrotado. Pero pronto se levantaba otra vez con más ímpetu.
Ya tenía más de un año que se emocionaba con un proyecto muy ambicioso, el de construir el ferrocarril transandino. Me comenta que la realización de esa obra constituiría un avance significativo para el desarrollo comercial y turístico de la nación. Habiendo vivido gran parte de su vida en el destierro, mi Eloy tiene una clara concepción integracionista de los pueblos continentales. De igual forma su pensamiento va más allá de sus fronteras cuando le escucho decir: «Hay que unir a las Américas. Ese era el mandato supremo de Bolívar».
10 de enero de 1.895
Mi Eloy, en medio de su trajinar político, cuando hoy llegó a casa me obsequió un gran ramo de rosas, siempre está pendiente de nuestro aniversario, a pesar de sus múltiples responsabilidades, no deja de sorprenderme. Peludito querido, sigue siendo mi caballero galante, aunque hay ocasiones en que me refugio en el amor de mis hijos y a ti no te puedo engañar, sufro por los continuos peligros que enfrenta Eloy, temo por su vida en constante riesgo. Releo tus páginas de hace unos años y recuerdo que fue justamente por esos ideales de libertad y justicia por los que me enamoré de él, pero ahora me pesan mucho, mi Peludito, pido a Dios que me de fortaleza para seguir siendo su compañera de vida. Junto a mis amados hijitos, he llorado sus derrotas y vitoreado sus triunfos. Ocurrieron ciertos cambios en la política ecuatoriana que desató el descontento popular, el tres de enero estalló el escándalo de «la venta de la bandera»² obligando al presidente actual, Luis Cordero Crespo a renunciar a su cargo.
10 de enero de 1.896
En junio del año pasado, después de tantas batallas, al fin y triunfa la Revolución Liberal en Guayaquil, Eloy estaba conmigo en Panamá y fue proclamado jefe supremo por lo que regresa a su patria siendo recibido como un héroe y reverenciado por muchos compatriotas.  El veinte de agosto del mismo año piso por primera vez tierras ecuatorianas con mis hijos cuando su padre estaba ya declarado presidente del Ecuador. Aunque había que esperar que se dé una instancia legal para que asuma el poder. Por fin se hizo justicia y logra que la Asamblea Constituyente lo apruebe y debe gobernar en el período de cuatro años (desde 1.897 a 1.901). Guayaquil con su clima parecido a Panamá y la amabilidad de su gente hizo agradable mi estancia y acoger estas tierras como mi segundo hogar. Eloy, congruente con sus ideales libertarios americanistas, a fines de ese mismo año se atrevió a escribirle a la Reina Regenta de España para que concediera la independencia de Cuba. Pienso que estas líneas que se iniciaron como un pasatiempo juvenil, el día de mañana constituirán un legado familiar.
10 de enero de 1.906
Mi Eloy ahora tiene la gran oportunidad de hacer muchas reformas trascendentales por el bien de las mayorías, pero son muy duros tiempos, los ricos terratenientes, los conservadores y hasta el clero declaran abiertamente su oposición por los drásticos cambios que ha promovido en el país y que afectan a sus intereses económicos y políticos. La Iglesia es dueña de extensas propiedades urbanas y rurales, además los curas controlan los matrimonios civiles, nacimientos y defunciones; Eloy crea el Registro Civil dejando insubsistente a las autoridades eclesiásticas que imponían su criterio religioso al extremo de no considerar ciudadanos a quienes carecían de fe de bautismo y por ende no podían estudiar, ni ejercer cargos públicos; mediante decreto presidencial promulgó la libertad de culto. Eloy separa la Iglesia del Estado, mediante leyes que empiezan a ejecutarse, abolió el famoso «diezmo» que constituyó una de las tantas fuentes de enriquecimiento del clero. Confisca sus bienes y establece el laicismo. La educación empezó a ser obligatoria y gratuita para hombres y mujeres. Fue una verdadera revolución. Sus contrincantes políticos y el clero ahora le apodaban: “Encarnación del demonio», «Anticristo», entre otras barbaridades. A pesar de esas acusaciones, mi querido esposo siempre lleva un escapulario, fue bautizado y contrajo matrimonio eclesiástico, además pertenece a grupos masónicos internacionales que reconocen la existencia de Dios. Él no está en contra de la Iglesia, sí en contra de los abusos de poder. Llega a casa cansado de tanta incomprensión y traición y por momentos se olvida de esa dura batalla y se convierte en un esposo dedicado y un padre muy cariñoso. A pesar de la fuerte oposición política, el sector bancario tuvo una rápida expansión, el laicismo se fue consolidando, los exportadores también veían con buenos ojos el desarrollo comercial dejando atrás al viejo sistema feudal. Pienso que, gracias a estas circunstancias y a la necesidad de culminar ciertas obras inconclusas, como el ferrocarril, se fueron creando las condiciones para un segundo periodo presidencial (1.906 a 1.911).
10 de enero de 1.920
Ya son ocho años de la muerte de mi adorado esposo y me cuesta mucho continuar viviendo. La depresión fue tan grande que no tenía fuerzas para narrar mi vida en ausencia de quien fue mi gran amor. Siento que son las últimas líneas que te escribo Peludito querido, testigo de mis vivencias, haciendo un resumen de nuestras vidas, puedo deciros hijos míos que vuestro padre, en tan solo siete años en el poder, trasformó la República y pudo cumplir su sueño por el que tanto batalló junto a sus montoneros durante treinta y un años. El veintiocho de enero de mil novecientos doce fue un día trágico y una página negra para la historia del país, una turba enceguecida y azuzada por la prensa y los enemigos sacan a Eloy del panóptico, lo asesinan, lo arrastran y lo incineran junto a sus hermanos y otros líderes. A este execrable hecho le han denominado «La Hoguera Bárbara» y ha sido repudiado a nivel internacional como un acto de barbarie y violencia insólita. Para mí y vosotros mis hijos queridos, a quienes dedico estas últimas páginas, constituyó el día más amargo de nuestras vidas, no podía creer tanta crueldad e ingratitud.
Como tú ya sabes, Esmeralda, hijita querida, estoy ciega y agradezco vuestra ayuda en plasmar las últimas páginas de mi querido Diario Peludito, costumbre que empezó a mis\ diecisiete años. Mi hijo Olmedo está dedicado a reivindicar en sus escritos la memoria de vuestro padre y su posición política. Yo sencillamente te puedo asegurar, hija mía, que, con este macabro acto, pudieron desaparecer su cuerpo, pero jamás sus ideales. Luego me enteré de que cuando condujeron a tu padre a Quito, paradójicamente en el mismo ferrocarril de sus sueños, para la inmolación, en la parada de Huigra³, Eloy, ya intuyendo su fin, le dijo al italiano Catani, dueño del hotel: «Despídame de mis hijos, que acompañen a su madre, que no beban nunca, pues no hay nada peor que la embriaguez». «Dígales usted, que voy a morir, pensando en ellos, hijos queridos de mi alma». Siendo guerrero y pensador, estadista y gobernante sostuvo que «El padre de familia, sacrificándose siempre por la causa pública. Trabaja no solo por la felicidad general, sino por la felicidad de sus descendientes en particular». También decía «Nada para mí, todo para la patria». Tengo tantos recuerdos de sus frases, sus avatares, continuamente pensando en los demás, su franqueza y nobleza de espíritu siempre vivirán en nuestros corazones hijos míos y, a lo mejor, también en el de mucha gente.
Fue el amor de mi vida y doy fe de su loca pasión por las causas populares, me consta su honestidad, pasamos etapas de pobreza porque su prioridad era la patria. Tu padre fue mi mundo hijita, puedes leer mi diario, mi niña, ahí detallé gran parte de mi vida con fechas. Sé que mi Eloy luchó hasta el final. Esposo idolatrado, padre cariñoso y hogareño; no merecía aquel fin tan espantoso. Ahora ciega, siento que son mis últimos días, mis ojos ya no quisieron ver las terribles injusticias acontecidas. Cumplí ya sesenta y seis años y recordando mis vivencias de muchos años atrás concluyo que, a pesar de todo, valió la pena ser la esposa, compañera, confidente y amante del mejor presidente que ha tenido el Ecuador, el ser humano más noble y valiente que he conocido. Hijita de mi vida, te doy la bendición a ti y por favor hazla extensiva a tus demás hermanos porque ya las fuerzas se me están agotando y siento que mi hora final se está acercando.
25 de mayo de 1.920
PD. Mi madre querida, dueña y autora de este diario falleció hoy con la satisfacción del deber cumplido. Fue una abnegada esposa y madre que con su ejemplo dio lecciones de vida a sus hijos y demás generaciones. Fallece ocho años después de la muerte de mi padre y cinco meses después de haberme dictado su capítulo final. Madre querida, descansa en paz y ahora junto a mi padre se seguirán amando como el primer día en que se conocieron. Te amo hasta el infinito, Esmeralda Alfaro Paredes.


*Departamento de Colombia, ahora Panamá.
¹. Juan Montalvo destacado, ensayista y novelista ecuatoriano, su pensamiento liberal y anticlerical marcó un hito en la historia del periodismo ecuatoriano.
².  La venta de la bandera.-Los sucesos se iniciaron a fines de 1894 cuando China y Japón se encontraban envueltos en guerra, y este último país necesitaba con urgencia adquirir armas para su defensa. Al ser notificado del conflicto el Ecuador no se declaró ni neutral ni beligerante, no así Chile que adoptó la neutralidad y, en consecuencia, de acuerdo con las normas de derecho internacional estaba impedido de vender armas a los países en conflicto; más, como deseaba vender al Japón el crucero de guerra “Esmeralda”, se valió para el caso de un medio al parecer inocente y sencillo: la falsa y doble transferencia del buque “Esmeralda”, figurando como que el Ecuador lo compraba a Chile y lo vendía luego al Japón.
³.Huigra, parroquia rural del cantón Alausí, donde confluye gran parte del turismo vía tren en el Ecuador.
Bibliografía: Los últimos días de Alfaro. Diario El Comercio. Documentos para el debate PDF
28 de enero, La Hoguera Bárbara. Centro cívico, Ciudad Alfaro.

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