martes, 19 de julio de 2022

Reseña: «La anomalía», de Hervé Le Tellier

Esta novela de Le Tellier, ganadora del prestigioso Premio Goncourt, se inspira en la teoría científica surgida hace pocos años según la cual vivimos dentro de una simulación de computadora. 

Como sabemos, los humanos hemos creado mundos simulados, tanto en los videojuegos como para realizar investigación científica. Con el desarrollo actual de la inteligencia artificial no sería imposible crear simulaciones en las que seres inteligentes, sensitivos y conscientes, se desarrollaran convencidos de estar vivos. Por tanto, ¿qué impediría que una civilización miles de años más avanzada que la nuestra creara en una simulación de laboratorio un universo entero y en él un planeta con cerca de ocho mil millones de seres humanos convencidos de que lo que los rodea es la realidad y no un mero experimento? Nada. 

En esto se basa Le Tellier para crear una historia en que, al parecer, un día se presenta una anomalía en la simulación (una anomalía que delata la simulación) y un avión con más de doscientos pasajeros que aterrizó en Estados Unidos en marzo, vuelve a aparecer y aterrizar en Estados Unidos en junio, con los mismos pasajeros, convencidos de estar en marzo. 

Dicho esto, acerquémonos ahora a tres aspectos de esta obra respecto de los cuales podemos aprender como escritores. 

1- El inicio: 

Si queremos que nuestro lector siga leyendo más allá de la primera página es en extremo importante atrapar su atención en la primera línea. He aquí la oración con la que empieza la novela “La anomalía”: 

“Matar a alguien no es nada del otro mundo”. 

¿Les provoca seguir leyendo?  Yo me devoré el libro en unas horas, pero juzguen por ustedes mismos. 

2- La descripción: 

En la novela del siglo XIX era frecuente que el autor detuviera las acciones para realizar extensas descripciones de lugares y personajes. En el siglo XXI, en cambio, el canon literario recomienda realizar las descripciones sin detener la acción, ¿por qué? Sencillamente porque eso es lo que, por la influencia del cine, prefieren los lectores de hoy en día. Veamos cómo realiza Le Tellier una de sus muchas magistrales descripciones: 

“(…) es un hombre achaparrado, sin edad, con unas enormes gafas de sol Aviator, que se abre paso con agresiva fluidez entre coches y camiones, franqueando la línea continua sin miedo a las decenas de vehículos que se le vienen encima. Su avance incólume a través del oleaje tiende al milagro, pero para algo lleva pegado en el manillar un buda de plástico translúcido”. 

Si leen con atención, notarán que hay una descripción física (“es un hombre achaparrado, sin edad, con unas enormes gafas de sol Aviator”), una descripción psicológica (“se abre paso con agresiva fluidez … sin miedo”) y del escenario ("entre coches y camiones… decenas de vehículos que se le vienen encima… lleva pegado en el manillar un buda de plástico translúcido"). Y todo en apenas cuatro líneas y sin detener la acción en ningún momento. 

3- Por último, un elemento del que como escritores tenemos mucho que aprender de Le Tellier, es su construcción psicológica de los personajes. 

Como dijimos, en la historia surge un segundo avión con los mismos pasajeros que viajaban en el primero, es decir, de pronto hay algo más de doscientas personas en el mundo cada una existiendo dos veces en paralelo. 

Llegado el momento cada una se encontrará con su doble, y la forma en que reaccionarán será muy distinta en cada caso. Las reacciones cubrirán un amplio espectro, desde quienes sentirán inmediata empatía con alguien que piensa igual y siente lo mismo, a otros que, en cambio, ante la misma experiencia, los embargará un fuerte rechazo. Y en cada caso veremos que lo que sienten, piensan, hacen y dicen los personajes cuando se encuentran con su doble, es plenamente verosímil y está por completo fundamentado en la construcción psicológica previa que de estos personajes ha realizado el autor. Es decir, tal como fueron construidos, los personajes en cada caso no hubieran podido reaccionar de otra manera. 

Esto que hace Le Tellier (una caracterización diferenciada y bien fundamentada de los personajes) no solo es importante, sino que no resulta tan sencillo cuando, como en “La anomalía”, estamos ante un numeroso grupo de coprotagonistas. Y es todo lo contrario del típico error de los escritores principiantes (error del que debemos huir como si de la peste negra se tratase), que consiste en poner en cada personaje tanto de nosotros mismos que al final todos se terminan pareciendo entre sí. 

Por último, luego de una contundente crítica a varios líderes políticos (Emmanuele Macron, Xi Jinping y Donald Trump), el gran final de la novela nos deja pensando sobre la fragilidad de nuestra existencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario